La volcada de Scottie y el récord Guinnes


-Porque si vos me decís que es por mérito tuyo, porque te esforzaste, ojo, no sólo esfuerzo físico digo, puede ser mental también, un científico, un matemático por ejemplo, ¡eso tiene valor!, porque era tu objetivo, porque estudiaste, porque lo buscaste, entonces sí es un logro, es para sacar pecho, para mostrárselo a todos... Pero esta otra gente, ¿qué mérito tiene?, ninguno, es casualidad, genético en muchos casos, no es producto de nada que hayas provocado…una curiosidad podría ser, alguna pelotudez rara, ¡pero ponerlo como récord!, no viejo, mezclan todo, es más creíble el libro de historietas de Fabre y Fortín “Creanselón”.

-¿De qué hablan?- Le pregunto al Colo mientras me saco la campera y arrimo una silla a la mesa.
-De los Guinness,https://www.guinnessworldrecords.es/ acá el Luci está enojado con los Récord Guinness.
El Luci es medio cascarrabias, siempre con teorías raras, a veces tiene razón, y en este caso por lo que escuché tenía cierta lógica lo que decía. En realidad el sobrenombre del Luci es Lucifer, Luciano Fernando Provenzano, de ahí sale Lucifer, me acuerdo que cuando éramos chicos los viejos se enojaban cuando le decíamos así, tanos los viejos, católicos, nacidos allá, en Sicilia, y la vieja también se calentaba si le decíamos Luci, porque le parecía medio femenino y no le gustaba. Era otra época. Cuando lo llamábamos por teléfono nos teníamos que acordar de decirle ¿está Luciano señora? Y en los asados pasaba lo mismo con lo de Luci, por ahí caía alguno que no era del grupo y escuchaba que alguien preguntaba “che, ¿viene Luci?”, el loco desconcertado miraba como preguntando ¿vienen mujeres?..
La cuestión es que, según el Colo, el Lucifer estaba como loco con los Guinness.
-Claro viejo-, arrancó de nuevo el Luci enderezándose en la silla y mirándome-, ¿para vos es lo mismo tener el récord de los hermanos egipcios que tienen los pies y las manos más grandes del mundo,https://www.guinnessworldrecords.es/.../hermanos-egipcios... algo totalmente genético o heredado, que el atleta que hizo el salto triple más largo de la historia?, ¿o los científicos que en tiempo récord crearon una vacuna? ¿Para vos es lo mismo?, -me preguntaba y se contestaba solo-. No, no es lo mismo, por eso este libro de los Guinness es una boludez, meten todo en la misma bolsa, poco serio viejo, muy poco serio…
- El club está en los Guinness o estuvo-. Le digo mientras levanto la mano para pedir un cortado.
- ¿Qué club?- Ahora me mira fijo más enojado que antes.
- Éste, Luci, Defensores-. Le contesto con displicencia
- ¿Defensores en los Guinness jaja, me estás cargando???- Se reía mirando para el costado
- Sí boludo, Defensores Unidos en los Guinness, sí, lo que pasa es que vos no estabas acá, viniste a vivir después, ¿nunca te lo contaron?, mirá, cuando Defensores se federó y armamos el equipo de basquet, en la comisión tiramos la idea de traer uno o dos jugadores yanquis, todos los clubes lo hacían en ese momento, algún medio pelo que ya esté de vuelta en las Ligas Americanas, viste, uno que ya no tenga chapa, retirado o casi y se venga acá a ganarse unos mangos, por seis meses nomás, para reforzar el ataque, uno alto, porque con los pibes que habíamos juntado nos iban cagar a pelotazos en todos lados, era pura voluntad nomás el equipito.
Y bueno, así pasó, por medio de un contacto conseguimos cerrar con un negro de 2,10 m. medio pasado de kilos parecía, porque pesaba como 160, grandote, nos dijeron que estaba casi retirado, sin club, pero total para este nivel sobraba, Charlie Scottie se llamaba, lo vimos por foto, te imaginarás que en esos años Internet no existía. Así que arreglamos la guita, que dicho sea de paso la poníamos nosotros, porque la fuente de ingresos del club en esa época, era de la cuota de algunos socios y del chancho móvil. ¿Viste el lechón que se va asando en la caja de una camioneta y se van vendiendo los números?, bueno, pero con eso ya no podíamos contar, lo tuvimos que dejar de hacer porque los hijos de puta del Ruso Julián y el Pedrito, que era el que lo hacía, lo iban carancheando en el camino al lechón, no sabés, al último que lo sacó le llegó un cuarto nomás, una vergüenza, no viene al caso pero te lo cuento porque vos que venís de una ciudad grande esto no lo debés haber visto en tu vida, pero bueno así son los pueblos.
Entonces, como te contaba, la guita salió de una vaquita que hicimos y se armó el equipo nomás. La gente te digo que revivió con el tema del basquet, era de lo único que se hablaba, pero nosotros ni cancha teníamos, terminamos el gimnasio, que estaba a medio hacer, a los pedos, este de acá al lado, donde enseñan patín, el techo había que hacerlo con altura reglamentaria, los baños azulejados, las torres de los aros de acrílico, el piso, todo nuevo. Lo único que nos faltaban eran los aros pero eso los hacíamos acá con el enano Retamozzi, que estaba en la comisión y era herrero. Con la infraestructura casi lista pasaban los días y del negro ni noticias. Los pibes entrenaban en la cancha de tierra, la que está en los juegos de los pibes, porque nadie quería rayar el piso recién pintado, impecable, tenía que estar todo de primera para el debut, porque arrancábamos de local.
Pero bueno te la hago corta, nos avisaron que el Charlie llegaba el mismo día del partido. ¡Cómo cortamos clavos ese domingo!, no llegaba, no llegaba y aparece una hora antes del partido, ¡una hora antes! y con una delegación de tres o cuatro tipos, ¡hijo de puta, se trajo la parentela!, decíamos. Ahí nomás se nos acerca el traductor y nos pide una reunión, nosotros intuíamos el mangazo “estos van a querer que le banquemos todo a los cinco que vinieron” pensábamos y ya fuimos con mala onda. Pero no, nos dijo que esta gente eran veedores, que viajaron para certificar un récord que creían que Charlie podía conseguir, pero que nos quedemos tranquilos que después del partido se iban, porque parece que Scottie quería lograr el récord de ser el basquetbolista que más puntos anotaba en un partido y recién empezaba esta onda de certificar los récords Guinness para un libro que se publica una vez por año, que ya era furor en Yanquilandia, él quería aparecer ahí sí o sí y nosotros le dijimos que todo bien, que no había problema, al club como institución le favorecía, íbamos a aparecer en todos lados, ¡¡¡te imaginás!!! Un jugador del club, de Defensores, en el Guinness, en los Récords de Estados Unidos: ¡¡¡Fantástico!!!
El Tucu, que conocía al contacto que lo trajo, nos dijo que en realidad a este Charlie Scottie se le había pasado el cuarto de hora en la Liga Americana, que habían aparecido el Dr. J. Bird, Malone, Chamberlain, jugadores mucho más talentosos que él, todos monstruos que hacían 40 ó 50 puntos por partido; y éste, antes de quedar olvidado como uno más de la liga, justo cuando ya se retiraba, venimos nosotros con el club, que recién arrancábamos con el basquet y en una liga muy menor. La vio refácil el negro y habrá pensado, esta es la mía, convierto como 80 puntos en un solo partido, quedo en el olimpo del básquet con un récord inalcanzable, registrado en un libro que leen millones y certificado con veedores de Estados Unidos… No se la podían discutir nunca más en la vida.
Así que el negro se fue a cambiar rapidísimo, los equipos no tuvieron tiempo de calentar, ni pisaron la cancha, los veedores del Guinness que estaban vestidos con unos saquitos con rayitas blancas y negras, se ubicaron cerca del aro, donde atacaba Defensores, con libretitas para anotar los tipos: ¡Imaginate!, en esa época no había computadoras.
Salen los equipos, griterío, la presencia de Charlie Scottie intimidaba. Cuando lo anunciaron hubo una ovación ensordecedora, tenía un peinado afro apretado con una vincha, alto, corpulento, era muy parecido a Hendrix de cara, y con la vincha se parecía más todavía. Arranca, saltan, por supuesto que gana el negro y ni bien se la pasan de nuevo prueba al aro de lejos y erró por poquito, en esa época recién había cambiado el reglamento y aparecían los tiros de 3, que antes no existían todos valían 2, y ahí nos dimos cuenta que lo que quería el negro era sumar de a 3, así conseguía muchos más puntos para el récord. Se veía que iba a jugar su partido, pero a nosotros también nos convenía. Tiró un par de veces más y seguía sin convertir, nos miramos con el Ronco Abel y dijimos “¡¡¿¿a quién trajimos??!!”. Prueba una más y, como las anteriores, rebota en el aro y sale, te digo que estábamos desconcertados, el negro también, tenía una calentura mayúscula. Entonces como que se deja de joder de tirar de afuera y cuando la recibe medio lejos del aro pega dos zancadas, se eleva y se pone el tablero casi a la altura del pecho y ahí la vuelca a lo Abdul-Jabbar, con el “gancho del cielo”, que le decían. Con una fuerza descomunal cae esa volcada como para sacarse la calentura y con la misma fuerza que la volcó le rebotó el brazo para atrás, la pelota picó desde el aro hasta el techo y el brazo de Charlie seguía girando para atrás como un ventilador a todo lo que da, le quedó loco, no se lo podían parar, no sabés cómo gritaba ese negro: camilla, se suspende el partido, se da por terminado y derecho al sanatorio, todo mal. Lo tenían que operar de urgencia para acomodarle el brazo, pero al toque lo trasladan a Buenos Aires y de ahí a USA sin escalas, porque no se quería dejar tocar acá, se fue de Argentina con el brazo acomodado más o menos. Un desastre.
- Pero entonces...-. Me interrumpe el Lucifer
- Pero pará, ya sé lo que me vas a decir, ¿y el récord? Seguime, mirá el ojete que tuvimos, como todavía estaban los veedores porque se iban en otro vuelo que salía más tarde, nos quedamos hablando con el traductor y en la charla surgió el dato curioso de que nunca, pero nunca, en ninguna parte del mundo, un partido de basquet había terminado 0 a 0, así que ahí nomás se certificó, firmamos y como te decía aparecimos en los Récord Guinness, ¿qué me contás?
Y bueno, ya lo que pasó después es historia conocida, uno de los jueces pidió una escalera, midió los aros y saltó que eran mas chicos que la pelota, casi lo matamos al herrero, al enano Retamozzi, que de muy mala leche le echó la culpa al pibe que lo ayudaba, a Marcelito; dijo que cuando lo mandó a tomar la medida de los aros de la cancha vieja, en vez de ir a la herrería a buscar la cinta, porque le quedaba lejos y no tenía la bicicleta, fue desde la casa con un centímetro de la madre que era costurera, y viste que los centímetros de hule se estiran, y bueno. midió todo con eso y soldaron los aros con esas medidas.
No le creímos mucho al enano, pero ponele que haya sido cierto lo de Marcelito: ¡qué le vas a decir al pibe!, 15 años tenía. El enano Retamozzi anduvo un tiempito por el pueblo y después se fue. A Marcelito, directamente, desde el día del partido nadie lo vio más. Zafamos todos de un juicio impresionante porque tuvimos el culo de que Charlie tenía asegurados (desde la época que jugaba en la Liga) los brazos y las piernas con una empresa yanqui y eso estaba vigente, por eso no se quería dejar tocar por los médicos de acá, así que recontrazafamos con el tema de la indemnización, pagamos la urgencia del sanatorio y nada más.
Después otra cosa que se decía era que dirigentes de la NBA se habían enterado y no les convenía lo de Scottie, del récord que quería hacer y como que vinieron de incógnito a cometear al enano para que haga los aros más chicos, no para que no entre la pelota, pero si para que el negro pierda referencia, le cueste embocar, y no sé qué boludeces más, algunos la creyeron porque ahí nomás también nos enteramos que el enano Retamozzi estaba de gerente en Capital, en una multinacional encargada de la provisión de los hierros del tendido de todas las vías desde acá a Tierra del Fuego; y que Marcelito también estaba de gerente pero en otra multinacional que se encargaba de fabricar las piezas metálicas para los trenes de aterrizaje de los jumbos de American Airlines… Pero andá a saber, todo es muy retorcido, rarísimo, la gente dice cualquier cosa.
Y qué te cuento que la otra vez lo vi por la tele al Charlie, está viejo el negro, viste en uno de esos canales de NatGeo, el de ciencia, bueno, estaba Charlie con un médico y un ingeniero, contando la operación y mostrando el brazo que tenía todo de metal, como Robocop, no estaba subtitulado, así que mi hija me iba traduciendo lo que decían y aparentemente lo que le habían puesto era un brazo biomecánico-sensorial, lo más avanzado que se ha logrado hasta ahora. Destacaban que movía los dedos como si fuera un brazo original, porque parece que con el modelo anterior apretabas sin tener control de la fuerza y si querías agarrar un vaso -por ejemplo- lo hacías mierda sin querer, ni te digo si le dabas la mano a alguien; parece que en este modelo lo corrigieron. En un momento con un pestañeo de ojos de Charlie se le esconden todos los dedos y se le transforma el brazo en una amoladora, cortaba leña, fierros, después creo que con otro pestañeo, se escondía la amoladora y salía un rayo que quemaba todo, así como una Victorinox era ese brazo, y para mostrar precisión lo hacían enhebrar agujas con el hilo de coser, no sabés a qué velocidad lo hacía, terrible, no sé si no tiene un récord Guinness de eso, porque algo dijeron que no alcancé a escuchar, al final de la nota medio que se reían todos y le pregunto a mi hija qué dicen y me dice que el negro comentaba que “a ver si no le reemplazaban el otro brazo también”, ja ja chocho estaba con el brazo.
Pero, bueno, el tema es que estábamos en los Guinness, ¿viste Luci? Al año siguiente enviaron el libro al club, era como un diccionario, gigante, dorado, las tapas en relieve, un lujo, me acuerdo que era carísimo, quedó en la biblioteca y después me parece que se lo afanaron, por eso casi nadie sabe bien la historia. ¡Defensores salió en el Guinness!, si hasta me nombraban a mí y todo, que en ese momento era el presidente, por eso te digo. Pero tenés razón Luci, como decías al principio, fue de casualidad, no se buscaba eso, la intención era otra, meten todo en la misma bolsa, en eso estoy de acuerdo, igual lo voy a buscar en Internet, aunque registros de esa época no creo que haya.

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