Lito

El otro día me levanté pensando en una playa, creo que soñé con una de esas playas de arenas blancas y aguas transparentes, celestes, debe ser de tanto estar encerrado, y también será porque es una de las pocas cosas que coincido con mi mujer, nos gusta a los dos, no como en el caso de la música, de los libros, de la comida, de la ropa, las películas, en todo eso somos totalmente distintos, pero en el lugar para vacacionar estamos siempre de acuerdo, 100% de coincidencia: ¡playa! y esas playas…

La última vez que fuimos y lo pasamos tan, pero tan bien que pensamos “che, y si nos tatuamos algo”, porque cada vez que vamos de veraneo los únicos que no tienen ningún tatuaje somos nosotros, parecemos sapo de otro pozo, y no es por generación ni nada de eso. Porque vemos gente más grande que nosotros e incluso mucho mayores, con uno, hasta dos tatuajes en el cuerpo, algunos con todo el brazo lleno de tribales. Nosotros siempre somos los únicos que no tenemos ninguno.
Ahora, ¿qué mierda te tatúas?, porque eso queda para toda la vida.
La otra vez casi voy a lo del chino a averiguar, es un tatuador que vino de China y hace bastante que vive acá, pero al final no fui por un comentario que me había hecho el Topo. “Resulta -me contaba el Topo- que Lito -un amigo de él, Carlitos Torrebonno, que yo lo tengo de vista- fue a tatuarse y casi lo caga a trompadas al chino este”. Parece -según el Topo- que el Lito, cuando se casó, estaba recontraenamorado mal de la señora, quería demostrárselo de alguna manera y no tuvo mejor idea que tatuarse el nombre de ella bien grande en la espalda para el día del aniversario, la quería sorprender con eso. Así que fue a lo del chino, y le dijo que se quería poner “te amo Romina” en toda la espalda, “te amo chiquito y Romina bien grande”, le dijo al chino, “quiero que me abarque toda la espalda”, El Lito quería que se note que la amaba mucho, muchísimo. El Topo me asegura que le dijeron, “no vayas a lo del chino, Lito, que es un desastre” pero claro, como los tatuajes son carísimos y este chino cobraba barato fue igual.
“Viste que los chinos no hablan bien”, seguía relatando el Topo mientras se cagaba de risa, “que la R la pronuncian como la L, bueno, el chino le tatuó TE AMO LOMINA en vez de TE AMO ROMINA. ¡No sabés lo que tardó el chino ese en tatuarlo! Lito pensó que iba a terminar antes, se le hacía tarde para llegar al aniversario, ¡a la cena con la señora!, así que ni bien el chino clavó la última puntada, se miró al espejo medio rápido, y sin leer -porque vos suponés que te tatúo lo que vos le dijiste, encima en el espejo ves al revés-, medio a las apuradas vio el tamaño del tatuaje, porque él quería que sea imponente, se puso la camisa, le pagó y salió cagando para la casa. Te imaginás cuando se lo mostró a la señora, “¿quién es Lomina?”, le dijo la mujer. “¿Qué?” preguntó Lito medio sorprendido. ¡Cuando se vio en el espejo!, ¡casi se muere!, se fue corriendo a lo del chino a recagarlo a trompadas, estaba sacado, pero al final terminó transando porque si lo cagaba a palos le quedaba así para siempre, ¿quién se lo iba a arreglar? El chino entendió y se lo tuvo que corregir. Eran las 4 de la mañana y el Lito en el gabinete con la espalda al rojo vivo, pero al final se lo solucionó fácil, una boludez, le tatuó un rectángulo rojo sobre la L para taparla y encima de eso le dibujó la R bien grande. Le quedó bastante bien, algo llamativo, por ahí la R muy grande, pero se lee bien “Te amo Romina” en toda la espalda.
Ayer hablé por teléfono con el Topo por un laburo de internet, la charla derivó y como siempre anda en el chusmerío te tira alguna primicia: “¿Sabés quién se separó?, me dice. “No, ¿quién?”, le pregunto, “LITO TORREBONNO”.

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