Estudio sobre la realidad aumentada a través de un ejemplo contemporáneo: el Topo
Y bueno,
claro!! , es así, como te lo cuento, después de la operación fué que notamos
con Damián cambios en sus actitudes. No alarmantes, no graves, divertidas si
querés, y raras, bastante extrañas en la forma de percibir y contar las cosas.
Por eso
empezamos a estudiar esto de las realidades hace como un año, para comprenderlo
mejor, ¿O vos no tratarías de entender a un amigo de tantos años?, amigo casi
desde la infancia diría yo.
Mirá, te hago
la historia. Un par de años atrás, “lo rectificaron a nuevo”, diría uno
de sus compañeros de la peña, que lo conoce bastante bien.
En realidad,
al Topo, una molestia en el pecho le
pasó la factura del cigarro, el chupi y del descontrol en el que transitaban
sus días desde la adolescencia.
Me acuerdo cuando
lo veíamos pasar caminando por la calle Rauch, antes de ser amigos (casi como
hermanos ahora, te diría) flaco hasta el asombro, y ya con el cigarro en la
boca, (que después nos dijo que a los 12 años más o menos lo agarró y no lo
largo más, ni siquiera en una situación extrema como esta). Me acuerdo como si
fuera hoy, que lo visitábamos en la casa, después de la operación, desarmado, en
reposo, con una herida que iba desde el cuello hasta el ombligo todavía
cicatrizando y el atadito de Marlboro escondido en la mesita de luz o en alguna
maceta, para que no lo cagara a pedos alguna
de las hijas que lo cuidaban. El inconsciente, cuando se quedaba solo, se levantaba
despacito, ayudado con el trípode del suero, que hacía las veces de bastón, y
faseaba cerca de la ventana para que no quede olor, un loco!.
Pero bueno,
volviendo a lo que te comentaba, resulta que un día le llegó el ultimátum del
médico, quirófano o muerte. Resultado: viaje a La Plata, Sanatorio Argentino,
tres by pass, pastillas de todos colores de por vida, cigarro nunca más, más
verduras que carne, muchas frutas, pescado hervido y una estricta forma de vida
ordenada a partir de ahora.
Se recuperó
bastante bien, sin dejar nunca el cigarro y la peña, por supuesto.
Y acá,
después de la operación, es donde nosotros empezamos a notar esos cambios que
mencionaba al principio, en las cosas que cuenta, en la apreciación de la
realidad o en las experiencias que tiene.
La primera conclusión que sacamos, con Damián,
era que el Topo estaba inmerso en una realidad
aparente, o sea, que él percibe situaciones que nosotros no vemos, nos
cuenta experiencias que a nosotros en el mundo real nos cuesta muchísimo
comprobarlas, primero porque tenemos la misma edad y biológicamente nos tienen
que pasar cosas parecidas, y segundo, porque cuando te conoces de toda la vida
y hablás de algo o alguien, mal que mal, tenés conocimiento de la persona o de
la situación que te están contando, podes sacar conclusiones propias y ver si
te macanean o no. Pero él afirma esos
conceptos como verdades absolutas y te deja pedaleando en el aire, por ejemplo
arranca así: “¿sabés quién me dijeron que es puto?, fulano!”, y listo ya está, ese es
puto, ni se sabe de dónde sale la información, ni quién le dijo, ni nada, pero
te la tira como cierta, y a otra cosa, quedó la etiqueta.
Pero al
investigar sobre este tipo de fenómenos no nos coincidían los actos suyos con
la teoría de la realidad aparente,
porque el Topo no vive como dicen los libros, en una realidad aparente continua,
no, el comparte con nosotros la realidad diaria, toma mate, come, maneja el
auto, hablamos de fútbol y todo eso es real. No está, como leíamos en internet,
en su mundo aparente como un zombie, por ejemplo. Es como que mecha realidad con
fantasía, con todo este diagnóstico conocido, nos dimos cuenta que él no estaba
en la realidad aparente como la define la Wikipedia.
Era otra
cosa.
Entonces
seguimos investigando a ver donde entraba su caso y así llegamos a la realidad virtual, pero tampoco daba,
porque la virtual es una realidad tecnológica hecha con computadoras donde se
crea un mundo irreal, etc., etc. Entonces tampoco era eso, porque él no crea
todo un mundo irreal, el vive en la realidad, por lo menos cuando lo vemos,
pero cuando no está con nosotros tiene experiencias que se contradicen con la
condición humana, ya sea biológicas o de percepción del tiempo y del espacio. Por
eso entonces tampoco tenía nada que ver con computadoras… más allá de una red
social de levante en la que él se conecta con desesperación y chatea con las
fotos de unas gordas que ni él sabe si existen o no.
Por eso, tenía que ser otra cosa.
En un momento pensamos a ver si el hijo de puta del médico,
en la operación, no le habrá puesto un display en la cabeza, como en las
películas de ciencia ficción, un procesador en el bocho que va mostrando las
imágenes de los lugares del mundo físico y social donde nos encontramos y el
sujeto puede superponer objetos virtuales sobre lo que se está viviendo. Esto,
según leíamos, permite a una persona añadir la información virtual al mundo
físico.
Y por eso nos preguntamos preocupados, ¿A ver si están usando
al Topo de experimento?, ¿De conejillo
de Indias?, ¿Y con cada visita al consultorio bajan la información los médicos con algún pen drive? Pero
yo durante varios días le miré la cabeza y entrada de USB no tiene, salvo que
esté ubicada bien adentro en los oídos, pero él siempre se mete cosas para
rascarse y se la hubiera descubierto. Pero igual, lo descartamos enseguida
porque al médico no va. Eso lo podrían hacer con una persona metódica,
responsable, que siga un tratamiento, bastante alejado del plan de vida que lleva
nuestro amigo.
Y así,
buscando información, llegamos a tomar conocimiento de lo que era la realidad aumentada y ahí me parece que
dimos en la tecla.
La realidad
aumentada consiste, en añadir información virtual, (no objetos como la
anterior, solo agrega información) a la información física ya existente, y realmente
esto era lo que nosotros observábamos, el vive en el mundo real tal y como
todos lo conocemos, pero en cada relato de experiencias propias o de situaciones
que se enteraba, a nosotros nos parecía que nos estaba aumentando la realidad.
Entonces fuimos tomando nota de algunas afirmaciones del Topo, para completar
nuestro estudio, y las analizamos a continuación, por ejemplo:
-¿De donde venís?, ¿No quedamos en encontrarnos a las 11?
-¡Y que querés!, fue la que limpia y la tuve que garchar, para colmo el
culo y las gomas que tiene, parece una vedette.
Separemos la oración en partes, la primera, “fue
la que limpia” (real), la segunda, “la tuve” (la tuve, lo enfatiza como si fuera una
obligación) “que garchar” (¿Será real?). Y concluye con la realidad
aumentada que hablábamos “parece una vedette.”
Otra frase:
“Hoy a la tarde, un infierno, no paraba de darle matraca, me la sentaba
arriba en la silla”, y acá aparece la realidad aumentada “le daba, le daba y la
seguía teniendo dura como este escritorio (reforzaba el concepto pegándole con
la mano a la mesa de la computadora”), ¿Querés
más mamita?” dice que le decía el Topo, y vuelve la realidad aumentada,
“¡¡tres horas…!!”
Analicemos este caso de realidad aumentada, hay que ver si estos
sujetos miden el tiempo de la misma manera que nosotros o se manejan con otros
valores de velocidad, espacio y distancia que no están a nuestro alcance de
comprensión. ¿Qué serán para él tres horas? ¿Serán los 60 min. que componen de
cada hora, como marcan nuestros relojes? Por ejemplo, un partido de fútbol de élite (Real-Barsa) o
una media maratón de 21 km duran menos de tres horas y los deportistas llegan
muertos, ¡pero muertos, muertos!, ¡y tienen 25 años promedio!. ¿Y como mierda
él, con un estado físico deplorable, llegando incluso a la casi total rigidez de
las articulaciones y con un andar cansino similar a la de una señora mayor mirando
vidrieras por el centro, puede llegar a ese rendimiento tan descomunal?... Y
sin tener en cuenta otros “detalles”,
como que, tiene 51 años, tres by pass…. y 12.600 atados de cigarros en el
cuerpo (posta, un atado por día durante 35 años da esa cifra), o sea que lleva
fumados 252.000 cigarros, casi nada!.
Otro ejemplo
“La mina, un hembrón, me la chupaba y me decía la quiero toda”
No sabemos en este caso a que se refería con “hembrón”,
porque el siempre habla de hembrones (¿realidad aumentada?) En un momento del
relato comentó que había dejado la billetera arriba de la mesa, aún estamos
tratando de descubrir a que se refería la mina cuando le dijo “la
quiero toda.”
Una más
-“A mierda Topo tenés un harem, ¿con cuantas minas te ves en la semana,
con diez? (le tiré la frase
exagerada como para que no me conteste y tácitamente quede en la nebulosa).”
- “No, con más, me respondió (¡¡¡realidad
aumentadísima!!!)”
Anteúltima
Estábamos en un casamiento en el campo y en la quinta de al
lado había una fiesta, el Topo decía mirando el estacionamiento “Mirá
la cantidad de autos que hay acá al lado” (real), y al toque afirmó (de
noche y desde 200 metros de distancia), “El degeneramiento que debe ser esa
fiesta!!!” (realidad aumentada)
Y la última
“Esta noche tengo peña, tengo que comprar el vino y la picada, Ricardito
hace un cordero al asador, arrancamos con unas achuras…” decía refregándose las palmas de las manos
Este ejemplo en de vital importancia, acá podemos ver cómo
actúa la realidad aumentada en la medicina, en este caso puede ser que el
individuo olvide momentáneamente a partir del las 18 hs. del viernes (la hora
de hacer los mandados para el asado) que hace unos años fue operado del
corazón, entonces entra (como en un trance) en la realidad aumentada pensando “que
a mí no me pasó nada, estoy como nuevo y no tengo por qué privarme de chorizos,
tripa gorda, chinchulines, cordero, ni de nada.” Tendrían que tomar apuntes
los médicos de este experimento para desarrollar nuevas terapias alternativas,
la negación y el posterior auto-convencimiento de que la persona en este estado
puede llegar a la sanación total, de esta manera el individuo concluye que “es
imposible que algo me haga mal porque yo no recuerdo estar operado de nada,
siempre, por supuesto, dentro de la
realidad aumentada.
Pero este estado de trance que mencionamos anteriormente, tendría
un límite, vence a las 3 de la tarde del día siguiente, cuando se levanta con
dolor de cabeza y en el preciso instante que el ojo detecta el pastillero que
tiene siempre arriba de la mesada de la cocina, así automáticamente entra en la
realidad común hasta el otro viernes a las 18 cuando vuelve a hacer los
mandados para la próxima peña.
Y bueno, como te digo, estábamos en pleno desarrollo de esta
teoría con Damián, pensábamos que ya lo teníamos resuelto, nos faltaba la
conclusión nomás, como en las tesis que hacen los científicos, ¿viste?, hasta
que un día en un viaje a La Plata, para alquilarle un departamento al pibe de él,
que arrancaba la facultad, en una
charla informal, entre risas y mientras almorzábamos en un restaurant antes de
pegar la vuelta, le contábamos al chico, el tema del Topo y su problema con la
realidad.
Le hicimos todo el relato, con todos los detalles. Y viste
como son los pibes, con la frescura y la desfachatez que tienen para contestar,
sin sacar la vista del whatsapp del teléfono nos dijo, “y ustedes hace un año que están
estudiando esa boludez de la realidad, lo que debe tener el Topo es que es un
mentiroso bárbaro y a ustedes dos los agarra de pelotudos”.
Se hizo un silencio atroz, se nos quemaron todos los papeles
de golpe, nos miramos con Damián sin saber que decir. Terminamos de comer con
solo el sonar de los cuchillos y tenedores contra los platos, no se escuchó ni
una sola palabra. Lo único que faltaba era que este pendejo se crea que somos
dos giles de goma…
Y ahí, durante ese silencio, me puse a pensar, ¿cómo no
evaluamos esa opción?, ¿cómo no entró en nuestra tesis esa posibilidad? ¿A ver
si este hijo de puta del Topo en vez de tener la realidad aumentada nos está
agarrando para la joda?....
Pagamos (en realidad pagó Damián) y nos fuimos caminando
hasta la cochera, mientras el pibe nos decía por que no estudiamos la realidad
aumentada de cómo los restaurantes te la aplican en la cuenta y o como las
inmobiliarias la desarrollan, con todo su potencial, en los alquileres de los
departamentos para los estudiantes.
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