miércoles, 10 de junio de 2020

Yerosha

-Y qué se yo, cuando vos leés que cualquier Smartphone, de los que tenemos ahora, este Samsung por ejemplo, tiene más potencia que las computadoras que impulsaron al Apolo 11,... y no sé, dejame dudar, y te digo dudar porque hay gente que todavía cree, yo nunca le di pelota a nada de lo que digan estos tipos, siempre me pareció una fábula, una puesta en escena, a veces me causa gracia ver como defienden una causa donde hay tanta evidencia de que nunca sucedió. Pero bueno, no todos vemos las cosas de la misma manera. ¿Viste que ahora hay un movimiento que asegura que la tierra es plana?, ¿Podés creer?, teniendo toda la certeza de que vivimos en una esfera, que se traslada en el espacio, que rota alrededor de un eje, etc., etc., así y todo esta gente igual asegura que la tierra es plana. Defienden la postura de la planicie terrenal anda a saber con que argumentos. Me encantaría estar en una de esas reuniones para ver que dicen, solamente para analizar, para observar, cómo plantean como creíble, algo que evidentemente, científicamente y físicamente se sabe que no es así. Por eso te digo, como no va a haber gente que crea que el ser humano pisó la Luna, debe haber un montón que cree eso, incluso más, mucho más, te diría, que los que estamos seguros de que fue un invento. Algunos dicen que con el estreno del filme “2001: Odisea del Espacio”, la de Kubrick, un año antes, en 1968, se fue preparando a la gente para ver las imágenes del 69, por ahí puede haber influido eso, no sé.
Pero también yo aseguro que fue un invento publicitario porque me interesé, fui al lugar, hablé con todos. - ¿Quién lo filmó a Armstrong cuando pisa la Luna por primera vez? -pregunté en la última charla abierta que hizo la NASA el marzo del año pasado- y la respuesta fue de que había una cámara atada a uno de los fierros del módulo Lunar. ¿O sea - les repregunté-, que la camarita estuvo siempre ahí prendida al menos 3 días seguidos? - y bueno ahí me sacaron los de seguridad a la mierda, nunca duré más de 5 minutos en esas conferencias siempre me echaban a patadas en el orto y no puede preguntar más nada, pero parece que tenía una batería extra duración la cámara esa, de las que todavía no se inventaron, porque el Ipad este que tengo yo ahora, en 2019, como mucho, me dura 1 día, si no miro mucho Netflix. O tal vez, la deben de haber prendido desde adentro, ¡qué bien!, mirá desde cuando existe el Bluetooth y nosotros ni enterados, estamos hablando del año 1969, te aclaro. ¡Todo verso querido!, ¡No te das cuenta!.
En las conferencias de la NASA los ingenieros espaciales siempre tenían respuesta para todo, era increíble, ¿Vos viste el quilombo que hace un helicóptero cuando aterriza, que por poco voltea árboles, plantas, vuela pelucas etc.?, bueno esta nave, por lo que se ve en el video, aterrizó suavemente sin levantar polvo ni nada, ¿sabés que te dicen?, que apagaron los impulsores nucleares unos metros antes para posarse suave por la inercia propia del módulo lunar, generando, desde el planeta, una gravedad inversa calculada que actúa sobre cualquier cuerpo en caída vertical, ja ja, andá a discutirle.
Y después está la otra, la tragedia del 28 de enero de 1986, que en realidad confirmaría la mentira del 69, cuando quisieron salir de la atmosfera con el Transbordador Espacial Challenger con 7 tipos adentro y a los 73 segundos estalló en el cielo a la vista de todos. Por eso te digo, estos nunca cuentan las perdidas, siempre son héroes, siempre todo es épico, la del Challenger no la pudieron ocultar porque la vimos todos y fue en el despegue, porque si hubiera pasado allá arriba ni nos hubiéramos enterado, te dicen perdimos el contacto y listo. Te das cuenta que por algo no fueron más, por algo no quieren llevar tripulantes, ni antes ni ahora, ¿Viste que no existen más los astronautas?, todo es sonda hoy, a Marte, a Júpiter, todo sonda espacial, que dicho sea de paso, muchas solo sacan fotos, o sea que ni filman, no llevan como el Apolo 11 la cámara atada a un fierro, ja ja, y ni te cuento las naves que se deben perder en el espacio. Pensar en el 69 lo vimos sin cortes en directo por TV, ¡Mamita!. Y ahora si quieren transmitir un partido desde San Juan o Salta por la Copa Argentina se corta y se pixela a cada rato.
Por eso, si me preguntás a mi, en estos sucesos de la carrera espacial de las grandes potencias, yo estoy con los rusos viejo, me quedo más con la sinceridad de los rusos, que por lo menos cuentan las perdidas, como la de Yerosha, ¿No la sabías a esa?, igual fue mucho más acá, esto fue en el 87 cuando los rusos lanzan una misión de investigación con animales. Eran experimentos para estudiar los efectos de la radiación en seres vivos y ver como impactaba la falta de gravedad en estos bichos.
Uno de los animalitos era un mono de esos chiquitos, tipo Rhesus y con cuatro años recién cumplidos. Se llamaba Yerosha y junto a Yerosha había otro mono, llamado Dryoma, ya más veterano. También había ratas, moscas, saltamontes, cucarachas, peces, alguna salamandra asiática, plantas y hasta trigo.
La sonda con el bicherío fue lanzada el 29 de septiembre del 87 en un cohete Soyuz desde el cosmódromo de Plesetsk. Si bien la Unión Soviética puso los “fierros” para la operación, en verdad era un trabajo en conjunto, participaba la Agencia Espacial Europea y otros países de la esfera comunista. Si algo salía mal, no había forma de que la Unión Soviética pudiese ocultarlo, estaban todos enterados. Y algo salió mal.
Yerosha ya había dado señales de un carácter complicado, de pendejo hinchapelotas, cuando al momento del despegue sus pulsaciones se aceleraron a 200 por minuto. Ya, una vez en órbita, los científicos descubrieron que a Yerosha no le estaba llegando suficiente alimento por el tubo de dosificación, así que a la distancia los científicos lo compensaron aumentando la dosis de jugo de frutas. El problema se desató al quinto día. Se desató literalmente el mono.
Los monitos iban atados a los asientos y por motivos nunca aclarados del todo, Yerosha pudo liberar su brazo izquierdo. Y empezó a jugar con todo lo que tenía a su alcance, seguramente enloquecido con las posibilidades de los botones brillantes a su alrededor. De los miles de problemas potenciales que surgen en una misión así, sumale que alguien había ajustado mal la correa de un mono, imaginate.
Después de liberar el brazo, y ante la mirada atónita de cientos de científicos en la Tierra, Yerosha se sacó el gorro con electrodos que tenía puesto, ya no lo podían controlar ni con electroshock. Intentó desatar su brazo derecho. Y siguió jugando con todas las perillas y botones que tenía alrededor.
Los científicos soviéticos para ver como anticiparse al desastre armaron una réplica de la sonda en tierra, con un monito similar, al que ataron y también le liberaron el brazo, para tratar de prever qué tanto daño podía hacerle Yerosha a la sonda que orbitaba, pero este mono que trajeron, era más tímido, tenía otro carácter, medio que se les dormía en el asiento y no se interesaba por nada. De hecho, no tocó ni una perilla del set que le habían armado. Y bueno, al final, más o menos la misión se completó, algunos estudios se realizaron, pero los científicos hicieron regresar la sonda antes de lo previsto. Tenía que aterrizar en Kazajistán, como era habitual en la rutina espacial soviética, pero la tuvieron que ir a buscar a 8.705 km. al norte, cayó medio a los tumbos en Mirni, en el desierto de Siberia, porque Yerosha cambió las coordenadas y la mandó a la concha de su madre, con decirte que el semirremolque que tenía que traer el módulo de vuelta a Kazajistán tardó 116 horas en llegar hasta el lugar.
Igual, cagate de risa, más allá de los problemas, tanto Yerosha como el otro, Dryoma batieron el récord de permanencia en el espacio para un primate. También hay que decir que oficialmente nunca se informó sobre el estado de los animales al regresar. Tampoco se supo de la suerte del empleado encargado de atarle las manos al asiento de la nave a Yerosha.
La otra vez me decía uno de mis amigos, fanático de la Fórmula Uno, que había leído, no se donde, que el sistema DRS que usan estos autos para aumentar el impulso en el sobrepaso se lo deben a Yerosha, es más, le iban a poner efecto Yerosha, porque claro, el mono, inconsciente, al tocar todos los botones, sin tener idea de lo que hacía, desprendió algunos paneles de la nave, a otros les cambío la orientación, y todo ese quilombo provocó algo insólito, que la sonda tomara más velocidad aprovechando al máximo la dinámica del aire. Debido a estos cambios impensados, la nave redujo al mango la resistencia y pudo completar la misión, ya que se dudaba de terminarla con cierto éxito, porque anteriormente Yerosha había apretado otro botón que era para desagotar el tanque de combustible.
Andá a saber si es cierto eso del DRS, este flaco me asegura que si, que es posta “y te digo más -me dijo- hay un montón de adelantos tecnológicos que se están viendo recién ahora, como por ejemplo las selfies, dicen que el mono se sacó como 130.000 fotos con un botón de la cámara que tenía enfrente, y claro imaginate Yerosha hacia lo impensado para un humano con la botonera del módulo, de ahí surge también la necesidad de crear una tarjeta de memoria para almacenar tantos archivos digitales y no sé cuantas ideas más gracias al monito este”. Que se yo, por ahí habría que mandar monos al espacio ahora, entrenados por supuesto. Otro quilombero como Yerosha no creo que haya en Rusia.
AP

No sé si me entendés

En mi oficina, como en casi todas las oficinas se discute de todo, siempre aparecen temas de debate en el cual participamos y opinamos. Te diría que nuestra oficina es bastante especial porque en este ámbito ya se curó el cáncer, se sabe cómo terminar con el hambre del mundo; un día se tiró un plan de entrenamiento para ganarle una maratón a un keniata; también se aseguró con qué tipo de nave se podría ir de nuevo a la luna o cómo hay que orientar la economía para salir del fondo del pozo. Ah, y hasta se señaló el punto exacto donde había que buscar el submarino perdido mucho antes que viniera el Seabed Constructor a encontrarlo. Estos diálogos son habituales mientras laburamos. Pero también se discute sobre temas, diríamos, más terrenales. Surge, como siempre, la política y sobre todo se discute mucho de fútbol. Y cuando se habla de fútbol se diferencian claramente dos bandos, de un lado están los partidarios de ganar como sea y del otro los que quieren ganar de la manera más tradicional, o sea pasándose la pelota entre compañeros y armando jugadas ofensivas para llegar a concretar goles en el arco contrario.

En esta etapa de mi vida, al no ir más a la cancha y encontrarme un poco más desapasionado que cuando era joven; en vez de mirar cualquier partido en la tele, me dedico a realizar algunas otras actividades, algunas artísticas, como pintar o escribir, y otras, como entrenar y hacer un poco de running, que también me gustan tanto como el fútbol. Hoy tengo una mirada distinta del mundo futbolístico, por ahí más balconeada. El valor de ganar o perder un partido que antes me parecía una situación de vida o muerte, ahora ya no es tanto.
Y en esta oficina que te digo, mi oficina, mi ámbito de laburo, donde se debate de todo, siempre viene alguien con encuestas, o con los planteos de “¿a vos qué te parece?, ¿vos qué opinas?”. Entonces todos, aun con muy pocos elementos de información a mano para el tema propuesto, improvisamos o ensayamos alguna respuesta rápida, y ya de entrada nomás nos ponemos en una determinada posición sobre cualquier cosa que se plantee.
Fue el lunes cuando llegó Miguel con una pregunta para la polémica de la mañana. Venía escuchando la radio en el auto y comentó que en un programa hablaban y opinaban, de cuál había sido el partido más importante de la historia para los hinchas de River, si el de Belgrano (partido que al perder River, descendió) o la final de la Copa Libertadores de América contra Boca en Madrid.
En ese momento no respondí nada, porque después la discusión derivó en torno a los árbitros, que casi siempre con sus yerros son determinantes en el resultado y que concluyó en sumar la cantidad de copas o campeonatos que tiene cada club para establecer quién es el más grande o quien es más que quien en la comparación de vitrinas. Hoy la discusión de fútbol se centra generalmente en estas dos cosas, ya casi nadie habla del juego, porque en realidad la mayoría entiende bastante poco, así que ya no me interesaba, no intervine. En un momento intenté opinar pero ya el eje de la discusión había variado y no dije nada sobre el tema.
A la noche, habíamos quedado en ir a comer con Rolo, uno de mis compañeros de laburo, a una parrilla del centro, y promediando la cena, me recordó el momento del debate de la mañana…
- Al final, hoy cuando Miguel tiró el tema del partido no respondiste nada …
- No, pero igual tengo claro que lo más importante es el partido con Boca, sin dudas
- ¿Más que el de Belgrano?
- Pero por supuesto, Rolo, cómo va a ser más importante en tu vida una desgracia que un logro; ¿vos no sos hincha de Estudiantes?
- Sí
- Y cuál es, en toda la historia del club, el momento que mas recordás, la satisfacción más grande, el orgasmo digamos
- ¡El 7 a 0!, encima estuve en la cancha
- ¿Y qué copa ganaron ahí?
- Ninguna
- ¿Pero y las Libertadores?, ¿y la última con Sabella?
- También, también…
- Y ustedes se fueron 3 veces a la B
- Sí, pero cuánto hace…, ¡el 7 a 0 no se olvida nunca más!, y encima en ese partido nos perdimos dos goles más al final, y si observas bien vas a ver que hay muchas paredes en La Plata pintadas en aerosol con solamente 3 caracteres, 2 números y una letra: 7 a 0 y nada más. Es un ícono, todo el mundo sabe qué significa.
- Bueno, perfecto, entonces imaginate que vos tenés la oportunidad de jugar con el rival de toda la vida en una final de la Copa Libertadores, ¡con todo lo que significa la Copa Libertadores de América para nosotros los futboleros! Imaginate que en esta final te vas a enfrentar con tu clásico rival que, a su vez, es bicampeón del Torneo Argentino, pero que para la hinchada de ellos eso es nada, porque lo único que reconocen es la Copa, su obsesión es la Copa. Imaginate que llegás a la final contra ellos, ¡a una final de la Copa Libertadores!, a una final histórica que nunca más se va a dar; y que en el partido de ida en cancha de ellos venís perdiendo dos veces y las dos veces se lo levantás; que el segundo partido no lo podés jugar en tu cancha y se decide jugar en una cancha neutral, encima en el extranjero, sin tu público, a 10.039 km., en Europa, en España, en la cancha del Real, en la Casa Blanca, en la máxima vidriera del fútbol mundial. Que también ese partido lo empezás perdiendo, pero que en el segundo tiempo lo empatás con un gol de playstation, que lo pasás a ganar en el alargue con un golazo de afuera del área al ángulo y que al final lo rematás de contra con una corrida monumental, con los defensores de ellos dando lástima, resignados, humillados, corriendo de atrás sabiendo que es imposible alcanzar al que lleva la pelota camino al gol. Con el arquero de ellos jugado a la heroica y caído adentro del arco tuyo porque intentó cabecear un centro. Y ese jugador que va camino al gol, que le baja la persiana al partido, es el que últimamente los tiene de hijos, el que les hace goles siempre, es el verdugo de tu acérrimo rival. Que, además, como pasa en Europa, ellos están obligados a no irse del campo y subir al palco a recibir la medalla de “segundos” y deben quedarse en el campo de juego a mirar cómo vos entre serpentinas doradas levantás la Copa, ¡la Libertadores que tanto querían ellos! Que tu técnico, que hace mucho que los tiene de hijos, por una sanción, no puede ingresar al campo y dirige el ayudante y que, como consecuencia de lo que pasó en esta final, suspenden el festejo del día del hincha (qué iban a festejar, no se sabe). Los dejás sin técnico, se tiene que ir porque los aplastaste jugando al fútbol a la vista de todo el mundo y quedan sin rumbo; al punto que tienen que salir por la tele jugadores retirados, tratando de minimizar el golpe; y ves también al máximo ídolo de la historia de ese club (que quiere ser presidente, mamita!!!), declarando que para un club como Boca es un logro llegar a la final, dando a entender que no pasa nada… Imaginándote todo esto que te cuento, ¿a vos te parece que puede ser más importante una desgracia que un logro de esta magnitud? Cuando vos en tu vida sufrís una desgracia, lo que hacés es trabajar para poder superarla; y, a veces, por ahí la recordás, no podés borrarla porque pasó, en la película de tu vida va a estar. Pero ¿sabés cuánta gente debe haber orientado toda su vida en pos de un logro y llega al final sin poder conseguirlo? Bueno, acá sería parecido. Es elegir cómo querés disfrutar tu vida. Yo sé que debe haber gente que no puede dejar de lamentarse por alguna desgracia y le debe ser difícil dejar de recordar algo malo que le haya sucedido. A muchos les cuesta mucho, muchísimo, superarlo. Pero, bueno, en mi caso, y ya no te hablo como hincha, las desgracias trato de superarlas y dejarlas atrás, pero los logros son los que me hacen vivir, son los que al recordarlos me alegran la vida. Es como que uno haya fracasado en su matrimonio, te separás y después de un tiempo pudiste formar una nueva familia, sos más feliz que antes, y vos venís y me recordás lo mal que estaba hace 6 años. Entonces, el que te lleva a ese momento ¿para qué te lo recuerda?, porque quiere hacerte daño, viejo, porque no te quiere ver feliz. Por eso, volviendo al ámbito del fútbol, se entienden estos mecanismos de defensa, del “no ha pasado nada” y “vos estuviste peor”, esto es así. Porque en definitiva es un juego, y eso es lo que hacen los hinchas para minimizar los daños propios. Para sobrellevar el dolor, tratan de hacerte recordar lo que más te puede herir, para que lo de ellos sea más leve, pero lo que no saben, lo que no pueden saber, es si vos ya lograste superar ese momento. Por eso te digo que para mí siempre van a ser más importantes los logros, siempre, y mucho mas este tipo de logros, que no se van a dar nunca más en la historia, de los que ya no hay revancha, eso es lapidario para el rival.
A ver si me explico mejor, vamos a suponerlo en términos boxísticos: sería algo así como que a mí me noquearon una vez y me mandaron al hospital, que después de semejante golpe igual me levanté y volví al ring, que me costó recuperarme, pero me recuperé; y vos, como sos el rival de siempre, festejaste, festejaste mucho que me había noqueado otro, no vos, otro, pero un día se dio la oportunidad y me tuviste que enfrentar, no te quedó otra; y como siempre pasa en el boxeo, te sacan el banquito y estamos los dos solos, uno y otro, frente a frente, con lo que tenemos cada uno, dependiendo solamente de nosotros, con el título más importante de la historia en juego y plantados en el escenario más grande y espectacular de todo mundo, repleto, con millones de personas prendidos a la tele, pendientes de lo que pase en este partido. Imaginate, en ese contexto, en ese instante que nunca más se va a dar, a la vista de todos. Bueno, ese día, el momento en que era yo o vos, yo fui el que te noquee, yo fui el que te humillé, el que te ganó y levantó la copa, yo fui el que dio la vuelta en tu propia cara, fui yo. Por eso para mí los logros siempre van a ser más importantes que las desgracias y este tipo de cosas, estas conquistas inmensas son las que no se olvidan nunca más, o por lo menos yo no la voy a olvidar nunca más, no sé si me entendés.

Lito

El otro día me levanté pensando en una playa, creo que soñé con una de esas playas de arenas blancas y aguas transparentes, celestes, debe ser de tanto estar encerrado, y también será porque es una de las pocas cosas que coincido con mi mujer, nos gusta a los dos, no como en el caso de la música, de los libros, de la comida, de la ropa, las películas, en todo eso somos totalmente distintos, pero en el lugar para vacacionar estamos siempre de acuerdo, 100% de coincidencia: ¡playa! y esas playas…

La última vez que fuimos y lo pasamos tan, pero tan bien que pensamos “che, y si nos tatuamos algo”, porque cada vez que vamos de veraneo los únicos que no tienen ningún tatuaje somos nosotros, parecemos sapo de otro pozo, y no es por generación ni nada de eso. Porque vemos gente más grande que nosotros e incluso mucho mayores, con uno, hasta dos tatuajes en el cuerpo, algunos con todo el brazo lleno de tribales. Nosotros siempre somos los únicos que no tenemos ninguno.
Ahora, ¿qué mierda te tatúas?, porque eso queda para toda la vida.
La otra vez casi voy a lo del chino a averiguar, es un tatuador que vino de China y hace bastante que vive acá, pero al final no fui por un comentario que me había hecho el Topo. “Resulta -me contaba el Topo- que Lito -un amigo de él, Carlitos Torrebonno, que yo lo tengo de vista- fue a tatuarse y casi lo caga a trompadas al chino este”. Parece -según el Topo- que el Lito, cuando se casó, estaba recontraenamorado mal de la señora, quería demostrárselo de alguna manera y no tuvo mejor idea que tatuarse el nombre de ella bien grande en la espalda para el día del aniversario, la quería sorprender con eso. Así que fue a lo del chino, y le dijo que se quería poner “te amo Romina” en toda la espalda, “te amo chiquito y Romina bien grande”, le dijo al chino, “quiero que me abarque toda la espalda”, El Lito quería que se note que la amaba mucho, muchísimo. El Topo me asegura que le dijeron, “no vayas a lo del chino, Lito, que es un desastre” pero claro, como los tatuajes son carísimos y este chino cobraba barato fue igual.
“Viste que los chinos no hablan bien”, seguía relatando el Topo mientras se cagaba de risa, “que la R la pronuncian como la L, bueno, el chino le tatuó TE AMO LOMINA en vez de TE AMO ROMINA. ¡No sabés lo que tardó el chino ese en tatuarlo! Lito pensó que iba a terminar antes, se le hacía tarde para llegar al aniversario, ¡a la cena con la señora!, así que ni bien el chino clavó la última puntada, se miró al espejo medio rápido, y sin leer -porque vos suponés que te tatúo lo que vos le dijiste, encima en el espejo ves al revés-, medio a las apuradas vio el tamaño del tatuaje, porque él quería que sea imponente, se puso la camisa, le pagó y salió cagando para la casa. Te imaginás cuando se lo mostró a la señora, “¿quién es Lomina?”, le dijo la mujer. “¿Qué?” preguntó Lito medio sorprendido. ¡Cuando se vio en el espejo!, ¡casi se muere!, se fue corriendo a lo del chino a recagarlo a trompadas, estaba sacado, pero al final terminó transando porque si lo cagaba a palos le quedaba así para siempre, ¿quién se lo iba a arreglar? El chino entendió y se lo tuvo que corregir. Eran las 4 de la mañana y el Lito en el gabinete con la espalda al rojo vivo, pero al final se lo solucionó fácil, una boludez, le tatuó un rectángulo rojo sobre la L para taparla y encima de eso le dibujó la R bien grande. Le quedó bastante bien, algo llamativo, por ahí la R muy grande, pero se lee bien “Te amo Romina” en toda la espalda.
Ayer hablé por teléfono con el Topo por un laburo de internet, la charla derivó y como siempre anda en el chusmerío te tira alguna primicia: “¿Sabés quién se separó?, me dice. “No, ¿quién?”, le pregunto, “LITO TORREBONNO”.

El Diario, Monseñor y la Gorda Salinas


- ¿Y si te equivocás? -Le pregunto a Martín
- ¿Y qué problema hay?, lo mandamos de nuevo, ¿por?, equivocar nos equivocamos todos. -Me respondió totalmente despreocupado
Esa pregunta siempre la hacía en los otros lugares que trabajé después que me fui del diario.
En el diario se laburaba al palo, muy rápido, te apuraban los horarios de impresión, por eso casi nadie quedaba del todo conforme con lo que se publicaba, pero ese laburo es así, convivís con el error, no porque seas un animal, sino porque a veces no hay tiempo de releer y revisar todo lo que se publica, “con tiempo somos todos escritores” decía el Rolo.
Hacía una semana que yo había entrado a trabajar cuando pasó lo que pasó.
Como en todos los laburos las gastadas siempre se hacen con el tono y dentro de los contextos en que uno labura. Y en el ámbito de la redacción las cargadas eran con el armado de noticias, como si fueran los memes de ahora. Te armaban una noticia en joda, en forma artesanal, con alguna foto tuya, a veces retocada y le escribían globos de diálogo con birome, como si fuera una historieta. Después aparecía en tu escritorio o pegada en la pared y nadie sabía quién había sido, sospechabas, pero no podías acusar firmemente a nadie.
El jefe de redacción era un tal Roberto, era Rolo para los más allegados. Con nosotros, que éramos de otra sección, mantenía cierta distancia. Un tipo serio, muy serio, siempre impecablemente vestido, a la antigua, pero impecable: saco, corbata, peinado a la gomina, lentes con borde de cobre, finitos, delicados, un hombre de muy poco diálogo. Cada tanto se prendía a alguna joda de estas de las noticias armadas, pero muy poco, casi nunca te diría.
Me parece que laburaba desde que empezó el diario o casi: él y Julio, otro de los viejos. Pero Julio era más hinchapelotas, se prendía en todas. Los dos se conocían de pendejos y tenían otro compinche más, otro veterano como ellos que trabajaba en una radio; empezaron los tres juntos de chicos, pero con el tiempo estos cayeron en el diario y el otro ahora era el jefe de prensa de la Municipalidad, el “Monseñor” le decían. No sé bien por qué le habían puesto así; una vez Julio dijo que era porque se prendía la camisa hasta el último botón y andaba siempre de traje negro. No sé si era por eso, pero vos lo veías al hombre y te daba cura, era posta.
Como este tipo era prensa del municipio, acompañaba al Intendente a todos lados y siempre había alguna foto del “Monseñor” por las mesas de la redacción. Una noche, Julio encontró una de una reunión con los representantes de las comisiones barriales, donde el Monseñor parecía que le estaba mirando el culo con ganas a la Gorda Salinas, una conocida puntera y agitadora del barrio San Luis.
Julio ya había cerrado sus páginas y estaba al pedo, entonces armó una de estas noticias de joda con la foto del Monseñor, le dibujó los ojos casi saliéndose de las órbitas, como los dibujos animados, y un par de flechas apuntando al culo de la Gorda Salinas; le agregó un texto a máquina y la pegó en el marco del vidrio encima del canasto donde iban las fotos que se publicaban. En ese canasto se juntaba todo lo publicable del día, las fotos se las llevaba el empleado de fotomecánica para armar la película con la que se imprimía el diario, y los textos los recogía alguna de las tipiadoras para formatearlos y darle cuerpo a la tipografía o directamente los escribía el periodista.
-Mirá Rolo, miralo al Monseñor jajajaa. -decía Julio, y le señalaba la noticia que había armado. Rolo se reía pero como estaba escribiendo en la máquina, le dijo “ahora lo veo”, siguió en lo suyo y después se olvidó del comentario.
En las páginas de sociales trabajaba un pibe que no era de acá, yo lo había visto dos veces, una cuando me lo presentaron y, después, una vez más. A la hora que nosotros entrábamos, él generalmente ya había cerrado la página y no estaba, era de Pirán, de acá cerca, 15 km. Viajaba todos los días a laburar, estaba estudiando abogacía o algo de letras, no me acuerdo, y lo del diario para él era medio como laburo de oficinista, cuanto antes terminara mejor, no conocía a nadie, terminaba la página y se iba. Pero ese día no tenía con que cerrar, le faltaban unos centímetros, trató de llenar con misas, gacetillas, algún comunicado, pero no había pasado nada, ni un evento en el pueblo, no tenía con qué llenar, así que andaba mendigando por los escritorios por alguna noticita; y en eso el Rolo lo escucha y le señala el canasto:  “Fijate ahí en el canasto, tenés una gacetilla que quedó olvidada y no publicó nadie, mirá, con foto y todo, con eso llenás”.
Esta gacetilla que había visto Rolo medio de reojo era la joda de Julio al Monseñor que estaba pegada en el marco del vidrio, ¿cómo llegó ahí?, nos enteramos después, se había despegado y cayó justo en el canasto de las publicaciones.
El pibe este, Gabriel se llamaba, despegó la foto, sin prestarle atención, la dejó en el canasto para que la lleven a fotomecánica, y se llevó el texto para tipiar: “… en el día de la fecha, Monseñor fulano de tal, participó de la reunión de comisiones invitado por la anfitriona Graciela Salinas”, etc. etc., etc... El texto era similar a los que hacía siempre, pero la joda estaba en la foto no en el texto, así que terminó de escribirlo, cerró la página, dijo hasta mañana, y se fue a tomar el micro.
Suele suceder en muchos de estos casos que la foto y el texto se juntan cuando el diario está impreso y no antes; y como no hubo manera de chequear una cosa con la otra, sorteó todos los filtros y al otro día pasó lo impensable: salió como noticia la cargada que Julio había dejado pegada en el vidrio de la redacción: ¡El jefe de prensa de la Municipalidad, con los ojos desorbitados mirando el culo de la Gorda Salinas, con dos flechas que iban desde los ojos hasta el culo de la mujer!
Yo, justo ese día tenía que adherirme a una moratoria y estaba citado temprano en catastro para retirar la chequera de los pagos, ni bien llego a las escalinatas de la Municipalidad lo veo a José, uno de los periodistas del diario, que también trabajaba a la mañana en el municipio, con un diario en la mano y con una cara de desesperación alarmante, bajó los escalones hacia mí de tres en tres y me dice:  “Acompañame, vamos a lo del Rolo, ¿viste lo que pasó?”, totalmente agitado con las pulsaciones a mil, “no”, le contesto, “¿qué pasó?”, “¿no viste lo que salió en el diario?”. “No, no vi nada, recién me levanto”, insisto. “Mirá”, y me señala una noticia de sociales que había remarcado con un fibrón.
Cuando vi eso casi me muero: “Publicamos una joda en el diario, ¿cómo mierda pasó?”. José no me contestaba nada, intenté armar un mapa mental de cómo llegó eso a publicarse y no podía entender la manera.
-Encima Román-, así se llamaba el monseñor, -se cree que fui yo y casi me caga a trompadas, no se si la mujer no lo echó de la casa - me dijo José totalmente angustiado.
La señora del Rolo tardó en abrirnos, José se prendió al timbre varias veces hasta que se abrió la puerta. “Por favor señora, es urgente”, le suplicaba José. “Pero Roberto se quedó escribiendo como hasta las 3 de la mañana, si lo despierto me mata”, decía la señora en camisón y medio dormida. Roberto que escuchó los timbrazos y las voces, apareció en el living así nomás. “Qué pasa”, dijo, medio enojado y con los ojos entrecerrados por la claridad. Yo, la verdad, no lo reconocí, parecía otra persona, siempre lo había visto impecable, bien vestido y ahora parecía un personaje de una película italiana. José le alcanza el diario doblado justo en la página de sociales para que vea la noticia y le anticipó “mirá la cagada que nos mandamos”.
Roberto leyó y lo primero que dijo fue “¡la reputísima madre que lo recontra pariooooo!”, la estampa de este hombre, si no estuviéramos todos en la antesala de quedarnos sin laburo, era para cagarse de risa: una camiseta musculosa cortita que no le alcanzaba a tapar la panza, el slip rojo medio desteñido, medias tres cuartos azules, los pelos como un abanico pero todos de un mismo lado, como Capusotto en Todo x 2 Pesos; se había puesto para leer unos lentes de entrecasa de marco grueso, viejísimos, con una patilla sola y caminaba de un lado para otro en el living, como el loco Bielsa. Con la palma de la mano se pegaba en la frente y al golpearse repetía “la puta que lo parió, la puta que lo parió, la puta que lo parió”. Fue todo lo que dijo hasta que nos fuimos. No había manera de levantar esto.
Me fui para el diario para ver si yo había armado esa página, estaba seguro que sí, pero la quería ver en la máquina. Antes de entrar, desde la puerta, nomás, escucho gritos, llantos, discusiones, me asomo y era la Gorda Salinas con el marido, exigiendo explicaciones en el mostrador del diario. Ni entré, me fui a mi casa y lo primero que le dije a mi señora cuando llegué fue “hoy me echan”. “Sí, ya sé”, me respondió, estaba al tanto de todo, y claro, era el comentario del pueblo.
Recién eran las 10 de la mañana y yo tenía franco, no sabía que hacer, si ir o no, no quería hablar con nadie, estuve toda la tarde buscando de qué agarrarme para eludir la responsabilidad pero no había caso, estábamos todos involucrados: el que la publicó, el que la corrigió, nosotros los de diseño, principalmente yo, los de impresión seguro que también; éramos todos y si analizás bien, nadie era el único responsable.
A las 17 suena el teléfono en casa, “era del diario”, me dice mi señora, “tenés reunión a las 19”.
Llegué justo a las 19, pero ya estaban todos, menos el Director. Rolo, ahora vestido como para una fiesta, trajeado; el encargado de la corrección, el jefe de la imprenta, que no tenía nada que ver, pero después me enteré que lo convocaron porque una vez antes de imprimir vio que salía una foto de un domador con un título que decía “Mis quince años” y paró la rotativa para que no salga semejante error, así que este lo tendría que haber visto, decían; y yo, que era el encargado del diseño y pre prensa.
Lo raro que no estaban ni Julio ni el pibe de Pirán, el pibe vaya y pase, porque no estaría en la ciudad, pero ¿Julio?. Después pensé que estaba todo cocinado y Rolo les tendría que comunicar los despidos.
El panorama era horrible, todos cabisbajos, serios, nadie hablaba, seguro, pero seguro que nos cortaban la cabeza, no era para menos. No sé a los otros, pero a mí, que hacía una semana que había entrado, me daban el pire de cajón, igual me iba a defender de alguna manera, porque viste que al terminar la reunión te hacen quedar y ahí a solas te pegan una patada en el orto monumental. Pero, bueno, no había manera de zafar, empecé a hacer memoria de las cosas personales que tenía en el cajón del escritorio y no eran muchas, creo que con una caja chiquita me iba a alcanzar para llevarme todo.
De golpe se abre la puerta y aparece el Director con un diario en la mano, “buenas noches”, dice y se sienta frente a nosotros, despliega el diario sobre el escritorio, y busca inmediatamente la página de sociales, no volaba una mosca, yo ni quería escuchar la terrible cagada a pedos, si total ya me echaban a la mierda, miré de reojo al de corrección y estaba tan cagado como yo. A Rolo se lo veía preocupado, más que nada creo que por ser el coordinador, el jefe, y que te pase una cosa así, a él, que siempre chapeaba con la jefatura de redacción, era una mancha enorme. Las radios nomás, durante toda la tarde hablando del tema, opinaba cualquiera, decían que era un vuelto político del diario al intendente por la pauta oficial… un desastre.
Cuando el Director encuentra por fin la página, le pega un vistazo rápido a la noticia, nos mira y aprieta los labios muy fuerte como cuando no te querés reír pero no te podés contener. Bueno, no se pudo contener y como si estuviéramos coordinados, todos, pero todos, largamos una carcajada impresionante, incontenible, nos tentamos de una manera que no se puede explicar, no podíamos parar de reírnos. A los 15 minutos de reírme le hago un gesto al director que voy al baño, que no podía más, me meaba encima.
No me voy a olvidar nunca más de esa postal: Rolo en el piso de la dirección, revolcándose a las carcajadas y el Director totalmente tentado tirado en el escritorio con la cara encima el brazo como cuando contás a las escondidas, nunca vi a esa gente tan seria reírse, pero cagarse literalmente de risa de esa forma: se miraban, llorando de risa, apuntaban con el dedo la foto del monseñor en el diario y volvían a tentarse de la risa, el director tirándose de nuca contra el sillón y el Rolo a las revolcadas entre las sillas.
Esa noche no trabajaba, así que volví al diario al otro día y ya todo era normal. A los meses nos enteramos que el diario tuvo algún kilombo legal, hasta tuvieron que ir a hablar a la Iglesia, pero entre abogados, de alguna manera, llegaron a un acuerdo y todo se solucionó.
Al final, yo que pensé que no duraba ni una semana, laburé en ese diario más de 15 años, y -como en todo diario- algún error siempre salía, cosas menores, algún título con falta de ortografía, alguna foto equivocada, pero nunca más algo tan disparatado como eso.
El último que me acuerdo fue en un título de deportes, que como usábamos mucho el copy y paste, quedaban textos sin borrar en la memoria y salió publicado que Tyson peleaba acá, en el Club Bancario, jaja, pero bueno, eso es para otra historia.
AP