viernes, 27 de agosto de 2021

Tía Nélida



Tía Nélida aparecía por casa muy de vez en cuando, siempre con mi tío, a nosotros nos parecía una vieja amarga, lo que pasa es que cuando sos chico todos te parecen viejos, pero no era vieja. Como mi mamá, andaría por los 40. Por ahí por la pinta, por la forma de peinarse, por los labios siempre pintados de rojo fuerte o no sé por qué, pero para mí y para mi hermano nos daba vieja. La imagen de Nélida era parecida a las mujeres culosroto de los años 70. Aparentaba ser muy tímida, hablaba poco y cuando lo hacía sonaba a susurro, una vocecita de secreto que apenas se escuchaba. Era toda correcta Nélida, impecable por donde la mires: elegante, distinguida. No era una mujer linda pero siempre andaba bien vestida, altiva, de caminar esbelto, si no la conocías parecía una mujer de clase alta. La imagen era casi igual a la reina de Inglaterra pero con altura, piel blanca, pelo oscuro, peinado vaporoso con mucho spray y la ropa impecable, siempre vestida con un trajecito tipo Chanel a medida, pollera recta hasta las rodillas bien combinada con una blusa clara, casi blanca, inmaculada, cerrada en la parte de arriba con un lazo finito anudado en un moño para juntar las dos solapas redondeadas alrededor del cuello. El collar de perlas por arriba de la blusa era un clásico, en las manos un par de anillos delicados, pulseras de oro finitas y ruidosas en la muñeca izquierda y unos zapatos oscuros de medio taco ancho, bien lustrados, como los que usaban las mujeres en esa época para salir.

Nélida se sentaba bien derecha en la silla, la espalda pegadita al respaldo, las manos encimadas sobre de la mesa, y a veces las ponía arriba de la cartera apoyada en su regazo; las piernas siempre muy juntas, como soldadas, casi ni se movía, cada tanto hacía una sonrisita de cortesía por algún comentario y cuando le ofrecían algo se limitaba a contestar con un sí gracias o un no gracias. La cosa es que no hablaba mucho, mi viejo los invitaba con un whisky y a veces Nélida se servía otra medida cuando mi papá y mi tío estaban distraídos o se levantaban para ir al baño. Nélida me miraba y me hacía una mueca de complicidad, como si estuviera haciendo una travesura; me decía “Alejandrito” y a mí no me gustaba, yo era “Ale” para todos. Al whisky Lo tomaba solo sin hielo y se lo terminaba bastante rápido, cuando quedaba poco en la copa se lo mandaba de un trago con un golpe seco de nuca hacia el vacío, como en las películas de cowboy; la forma de tomar no iba de acuerdo con la imagen que uno percibía de ella, pero nunca vi que se tomara más que dos, nunca mucho más que eso. No se quedaban a comer, ni nada, pasaban sólo de visita. A veces cuando venían y mi vieja no estaba, Nélida (como no se metía en las conversaciones de los hombres), para no aburrirse, le pedía un mazo de cartas a mi viejo y se ponía a jugar un solitario mientras ellos hablaban, mi viejo y mi tío a veces conversaban en el patio, caminaban; mi papá le mostraba cosas de la casa. Entonces Nélida se quedaba en la mesa terminando el whisky y jugaba sola. Yo la miraba porque me sorprendía la ductilidad que tenía en las manos para manejar las cartas, una velocidad terrible para mezclarlas, hacía el acordeón, cortaba con una mano, una habilidad impresionante, no sé si no practicaba alguna técnica de barajas mientras jugaba.

Quedó viuda enseguida, mi tío murió de repente por un infarto, y a partir de ese momento no supimos más nada de ella. Tampoco en casa se habló más de Nélida, solo algún comentario tipo “que será de la vida de Nélida” que mi vieja o mi viejo tiraban en medio de la cena, pero sólo eso, así como al pasar nomás.

Pasaron los años, no sé cuántos, pero muchos, y una noche se armó una peña del laburo en un club de esos de barrio, que quedaba en la otra punta, entre el campo y la ciudad, lejos, re lejos. Son los clubes sociales que le dicen, de bochas, de mesas de truco y Gancia, donde hay algún billar medio abandonado también. Yo nunca iba porque se quedaban hasta tarde, discutiendo de cualquier cosa, en esas mesas donde todos son genios, mesas multitemáticas que tienen la solución para todo: gritan, se ríen fuerte, un quilombo. A mí esas charlas me aburren, pero esta vez fui porque asaban un cordero y hacía mucho que no comía unas costillitas doradas a las brasas con chimichurri o con alguna salsa criolla.

Estábamos trenzados en una discusión de fútbol, como siempre a los gritos, y de golpe vemos luces azules intermitentes a través de los vidrios de las ventanas, se bajó un poco el tono pero la discusión siguió; era como que a nadie le sorprendía que entraran dos canas al club, los tipos nos saludaron, pasaron derecho hacia el fondo y se metieron por una puertita.

-¿Y estos? -Le digo al Ruso Julián, - ¿vienen para manguear o para ir al baño?

Ni necesitó contestarme el Ruso,  porque al toque sale una vieja por la misma puertita enojadísima con un cana de cada lado, pero no se la llevaban detenida, sino que ella los iba arriando y reprochándoles de todo a los milicos que caminaban con la cabeza gacha hacia la salida, la vieja los iba recontracagando a pedos.

Los otros seguían con la discusión de fútbol, pero yo le prestaba atención a la mujer ésta y a los canas, me interesaba saber qué les decía con tanta vehemencia.

-¡Son pelotudo ustedes!, ¡son pelotudo!, -decía pelotudo en singular y ustedes en plural, -¡a qué mierda vienen!, ¡a qué mierda vienen!, a avisarme qué… Sí, ya sé, ya sé, díganle al otro boludo que mañana paso, y déjense de romper las pelotas, ya les tengo dicho que no vengan más, o no se dan cuenta que espantan a la gente y si no viene gente nos quedamos sin negocio…. Vayan, vayan, -terminó diciendo la vieja antes de cerrar de un portazo. Los observó unos segundos, refunfuñando por lo bajo, hasta que se aseguró que el patrullero arrancó y volvió a paso lento para adentro.

Nadie dio pelota a los gritos de la vieja, parece que eran habituales estas escenas acá.

Cuando volvía, pude observarla bien, la verdad era un esperpento, en realidad el paso era lento porque se ve que le costaba caminar, arrastraba los pies, totalmente desalineada, muy desarreglada, flaca, arrugada, la postura inclinada hacia adelante provocaba que algunos pelos le caigan sobre la cara, el resto seguían atados más o menos en lo que parecía una colita desmechada, asomaban también las raíces blancas de varios meses sin tintura. Se veía a las claras que los años se la llevaron puesta a esta mujer. No se sacó el cigarro de la boca ni aun puteando a los canas, estaba mal vestida, con ropa gastada y de mala calidad, y el sobretodo que llevaba le quedaba grande, para mí no era de ella, ni miré si tenía zapatos o zapatillas, porque ahí nomás levantó la vista y me dio vergüenza seguir observándola como a un aparecido. Me saludó al pasar con un imperceptible movimiento de cabeza, solamente a mí, que era el único que la miraba, y le pidió algo al cantinero. Quedó ahí la vieja, de espaldas a nosotros, pero cuando la vi de frente me recordó a alguien, no sé por qué me recordaba a alguien, empecé a pensar que podría ser tal vez la madre de algún conocido, de una amiga o un amigo, ¿pero de donde la voy a conocer?, me preguntaba, pobre vieja, encima parece que la cana la estaba desalojando de ese cuartito de atrás, andá a saber cómo viviría ahí.

-Se la banca la veterana, ¿eh?, ¡mamita!, como se les plantó y los echó a la mierda a los canas,- comento en voz baja para que no me escuche. -¿Quién es?, ¿la cocinera? -Se me ocurrió preguntarle al Ruso que lo tenía al lado, por curiosidad nomás.

-Nooo, me dice el Ruso, jaja, ¿qué cocinera?, es la vieja que organiza el juego. Allá atrás, pasando la puerta se juega fuerte, se juega de verdad, mucha guita corre, pero mucha, dados, póker, ruleta, no viste esos paisanos que entran apurados, ni saludan y pasan derecho al fondo, bueno, esos van a jugar. ¡Sabés la guita que corre ahí!, por eso viene la cana, porque tienen que arreglar, si no, cómo hacen. Y la vieja ésta es la que arma, no sabés lo que es para los números, bravísima la vieja, la vieja Nely le dicen todos, creo que se llama Nélida.

-¡Nélida!, ¡Tía Nélida!-exclamé en absoluto silencio, dentro de mi cabeza llevando la vista hacia la barra donde la veía de espaldas. -¿Será tía Nélida esa vieja? -Me seguía preguntando a mí mismo. -No, pero no puede ser Nélida… si es, está irreconocible… Pero sí, es la tía Nélida, -me reafirmaba y autoconvencía. -Con razón se activó algún recuerdo cuando la vi de frente ¡Pero mirá donde vengo a encontrar a tía Nélida!, le tengo que preguntar, no puedo creer que sea la tía. -Mi cabeza era un silencioso y velocísimo collage de pegar y despegar imágenes antiguas.

Me paré como para ir al baño, me acerqué a la barra y me puse al lado. La observé unos segundos y me animé a preguntarle

-Disculpe…, disculpáme, -no sabía cómo decirle. -Sí? -Me dice la vieja sin mirarme. -Usted…,  vos ¿sos Nélida, la tía Nélida?

Se sacó el pucho de la boca, me miró con los ojos entrecerrados como para enfocarme y no me dijo nada, ni que sí, ni que no, no me preguntó quién era, creo que no le hizo falta, vi que su rostro ensayaba un gesto de felicidad pero con un dejo de tristeza a la vez, se le llenaron los ojos de lágrimas, me miraba como interrogando pero no me decía nada, y yo de verla nomás, también sentía los ojos húmedos, vidriosos, me emocionaba su auténtica emoción.

-Yo soy Alejandro, el hijo de Clarita y de Mario, vos ibas a mi casa con el tío Julio.

-Sí, Alejandrito, sí, Alejandrito, claro, -me dijo ya con las lágrimas a punto de caerle por las mejillas. Se me acercó, me agarró las manos entre las suyas temblorosas: -Claro que me acuerdo querido, claro que me acuerdo, cómo no me voy a acordar. -Y atinó a sonreír apenas un poquito.

De vieja me puse llorona viste, -me dijo mientras se secaba con las manos las gotitas que le corrían por la cara. -¿Cuántos años han pasado nene?, me da de llorar, pero sabés por qué lloro, porque es la primera vez en muchos años que me encuentro con alguien de la familia digamos, y también lloro porque me da un poco de pena que me veas así, yo antes me cuidaba mucho. Bueno, vos me has visto, y me encontrás así, ahora, tan desarreglada, tan deshecha, me fue un poco mal en la vida, viste. Después de que murió tu tío me quedé sin nada, pero sin nada, nada, no nos habíamos casado nosotros y todo fue más difícil con los papeles. En ese entonces no tenía ni idea si tenía que cobrar algo, me junté con unos manguitos, unos ahorros que había, poquito, pero me agarró un abogado vivo, me prometió gestionarme una pensión y me estafó, quedé en la calle, nene, no tenía a quién recurrir, todos me dieron la espalda y bueno, me tuve que hacer en la calle, de grande, limpiando, durmiendo en cualquier lado, hasta debajo de algún toldo nomás, después viviendo en piecitas, mudándome y rodando por todos lados; hasta que caí acá, en este club. Tengo un cuartito atrás, les cuido, les limpio algo, y me hago unos pesos con el juego, no vivo bien pero me alcanza y me hago respetar, eso sí, y qué sé yo, dentro de todo… Lo que pasa nene es que cuando te va mal es cuando más fuerte tenés que estar, viste, eso lo fui aprendiendo en la calle, yo era muy tímida, tenía muchos miedos, me angustiaba estar así, pero bueno me sobrepuse, me hice brava, me fortalecí, porque tenía que conseguir los morlacos para comer, porque el hambre te quiebra ¿sabés? Porque no me quería morir tirada por ahí dando lástima, porque cuando llega el momento de pelear con la vida tenés que estar fuerte, a la vida hay que agarrarla con fuerza y retenerla, que no se te vaya, porque la vida no pelea con los débiles, a los débiles la vida no les da pelea, se las tiene ganada de entrada, de antemano, por eso hay que ser fuerte y yo me planto y le doy pelea y la sigo bancando como puedo, ¿entendés?

Me iba a decir algo más, pero le gritan desde el fondo, la llaman, se tiene que ir.

-Bueno, me voy a tener que ir para adentro, Alejandrito, sino los paisanos me pasan como alambre caído con las fichas. Chau querido, Chau nene, saludos, vení a visitarme cuando quieras, yo estoy siempre acá. -Me dio un beso y se fue.

-Chau Nélida, suerte, -le dije mientras la veía irse despacito por la puerta del fondo. Se me hizo un nudo en la garganta, casi que se me caen las lágrimas, me quedé un ratito pensando y me fui prometiéndome volver a verla y, si podía, tratar de ayudarla.

Pasó un tiempo, y una noche que andaba cerca pasé por el club, pregunté por ella pero nadie sabía nada. Me llegó un rumor que podría estar internada, así que me fui hasta el hospital municipal a ver cómo estaba, me imaginé que podría estar ahí. En la mesa de entradas no tenían datos, no había ninguna de nombre Nélida internada, de ahí me mandaron a averiguar al 3er. piso por si alguien sabía, pero parece que ya le habían dado el alta. Me di cuenta que había estado por el comentario de una enfermera bastante agreta: “esa vieja tramposa ya se fue”. Y ahí nomás me enteré por las mucamas que a las del turno noche les había pegado una felpeada terrible jugando a la conga, parece que las cagó a barajazos y una de las enfermeras perdió casi todo el sueldo con Nélida.

A la semana volví al club, pero de Nélida otra vez ni noticias.

No volvió más. -Me dijo Don Chicho, el cantinero. -Igual antes de irse pagó todo lo que debía y encima me dejó propina-. Y se reía mientras pasaba el trapo rejilla por el mostrador.

Después me enteré por el Ruso que la andaban buscando varios a Nélida, hasta el comisario, porque parece que se había juntado un pozo impresionante una noche y por falta de tiempo el juego quedó para el otro día y ese otro día desaparecieron Nélida y el pozo. También me contaron otros que lo de la internación fue medio un escondite, de grupo, que entró al hospital con otro nombre, por eso cuando fui me costó encontrarla y sólo la pude ubicar por referencias, pero cuando me dijeron que les juntó las cabezas a las enfermeras del turno noche no podía ser otra que Nélida. 

Y bueno, así es la historia, nunca más vi a Nélida, ni yo, ni nadie, pero se ve que está todavía fuerte como para parársele de manos a la vida, como decía ella. Por lo menos la vida no la ha encontrado débil todavía, jaja, con todo lo que juntó por un tiempo va a andar bien… En este round 10x9 para Nélida… Por ahora creo que va ganando.

La volcada de Scottie y el récord Guinnes


-Porque si vos me decís que es por mérito tuyo, porque te esforzaste, ojo, no sólo esfuerzo físico digo, puede ser mental también, un científico, un matemático por ejemplo, ¡eso tiene valor!, porque era tu objetivo, porque estudiaste, porque lo buscaste, entonces sí es un logro, es para sacar pecho, para mostrárselo a todos... Pero esta otra gente, ¿qué mérito tiene?, ninguno, es casualidad, genético en muchos casos, no es producto de nada que hayas provocado…una curiosidad podría ser, alguna pelotudez rara, ¡pero ponerlo como récord!, no viejo, mezclan todo, es más creíble el libro de historietas de Fabre y Fortín “Creanselón”.

-¿De qué hablan?- Le pregunto al Colo mientras me saco la campera y arrimo una silla a la mesa.
-De los Guinness,https://www.guinnessworldrecords.es/ acá el Luci está enojado con los Récord Guinness.
El Luci es medio cascarrabias, siempre con teorías raras, a veces tiene razón, y en este caso por lo que escuché tenía cierta lógica lo que decía. En realidad el sobrenombre del Luci es Lucifer, Luciano Fernando Provenzano, de ahí sale Lucifer, me acuerdo que cuando éramos chicos los viejos se enojaban cuando le decíamos así, tanos los viejos, católicos, nacidos allá, en Sicilia, y la vieja también se calentaba si le decíamos Luci, porque le parecía medio femenino y no le gustaba. Era otra época. Cuando lo llamábamos por teléfono nos teníamos que acordar de decirle ¿está Luciano señora? Y en los asados pasaba lo mismo con lo de Luci, por ahí caía alguno que no era del grupo y escuchaba que alguien preguntaba “che, ¿viene Luci?”, el loco desconcertado miraba como preguntando ¿vienen mujeres?..
La cuestión es que, según el Colo, el Lucifer estaba como loco con los Guinness.
-Claro viejo-, arrancó de nuevo el Luci enderezándose en la silla y mirándome-, ¿para vos es lo mismo tener el récord de los hermanos egipcios que tienen los pies y las manos más grandes del mundo,https://www.guinnessworldrecords.es/.../hermanos-egipcios... algo totalmente genético o heredado, que el atleta que hizo el salto triple más largo de la historia?, ¿o los científicos que en tiempo récord crearon una vacuna? ¿Para vos es lo mismo?, -me preguntaba y se contestaba solo-. No, no es lo mismo, por eso este libro de los Guinness es una boludez, meten todo en la misma bolsa, poco serio viejo, muy poco serio…
- El club está en los Guinness o estuvo-. Le digo mientras levanto la mano para pedir un cortado.
- ¿Qué club?- Ahora me mira fijo más enojado que antes.
- Éste, Luci, Defensores-. Le contesto con displicencia
- ¿Defensores en los Guinness jaja, me estás cargando???- Se reía mirando para el costado
- Sí boludo, Defensores Unidos en los Guinness, sí, lo que pasa es que vos no estabas acá, viniste a vivir después, ¿nunca te lo contaron?, mirá, cuando Defensores se federó y armamos el equipo de basquet, en la comisión tiramos la idea de traer uno o dos jugadores yanquis, todos los clubes lo hacían en ese momento, algún medio pelo que ya esté de vuelta en las Ligas Americanas, viste, uno que ya no tenga chapa, retirado o casi y se venga acá a ganarse unos mangos, por seis meses nomás, para reforzar el ataque, uno alto, porque con los pibes que habíamos juntado nos iban cagar a pelotazos en todos lados, era pura voluntad nomás el equipito.
Y bueno, así pasó, por medio de un contacto conseguimos cerrar con un negro de 2,10 m. medio pasado de kilos parecía, porque pesaba como 160, grandote, nos dijeron que estaba casi retirado, sin club, pero total para este nivel sobraba, Charlie Scottie se llamaba, lo vimos por foto, te imaginarás que en esos años Internet no existía. Así que arreglamos la guita, que dicho sea de paso la poníamos nosotros, porque la fuente de ingresos del club en esa época, era de la cuota de algunos socios y del chancho móvil. ¿Viste el lechón que se va asando en la caja de una camioneta y se van vendiendo los números?, bueno, pero con eso ya no podíamos contar, lo tuvimos que dejar de hacer porque los hijos de puta del Ruso Julián y el Pedrito, que era el que lo hacía, lo iban carancheando en el camino al lechón, no sabés, al último que lo sacó le llegó un cuarto nomás, una vergüenza, no viene al caso pero te lo cuento porque vos que venís de una ciudad grande esto no lo debés haber visto en tu vida, pero bueno así son los pueblos.
Entonces, como te contaba, la guita salió de una vaquita que hicimos y se armó el equipo nomás. La gente te digo que revivió con el tema del basquet, era de lo único que se hablaba, pero nosotros ni cancha teníamos, terminamos el gimnasio, que estaba a medio hacer, a los pedos, este de acá al lado, donde enseñan patín, el techo había que hacerlo con altura reglamentaria, los baños azulejados, las torres de los aros de acrílico, el piso, todo nuevo. Lo único que nos faltaban eran los aros pero eso los hacíamos acá con el enano Retamozzi, que estaba en la comisión y era herrero. Con la infraestructura casi lista pasaban los días y del negro ni noticias. Los pibes entrenaban en la cancha de tierra, la que está en los juegos de los pibes, porque nadie quería rayar el piso recién pintado, impecable, tenía que estar todo de primera para el debut, porque arrancábamos de local.
Pero bueno te la hago corta, nos avisaron que el Charlie llegaba el mismo día del partido. ¡Cómo cortamos clavos ese domingo!, no llegaba, no llegaba y aparece una hora antes del partido, ¡una hora antes! y con una delegación de tres o cuatro tipos, ¡hijo de puta, se trajo la parentela!, decíamos. Ahí nomás se nos acerca el traductor y nos pide una reunión, nosotros intuíamos el mangazo “estos van a querer que le banquemos todo a los cinco que vinieron” pensábamos y ya fuimos con mala onda. Pero no, nos dijo que esta gente eran veedores, que viajaron para certificar un récord que creían que Charlie podía conseguir, pero que nos quedemos tranquilos que después del partido se iban, porque parece que Scottie quería lograr el récord de ser el basquetbolista que más puntos anotaba en un partido y recién empezaba esta onda de certificar los récords Guinness para un libro que se publica una vez por año, que ya era furor en Yanquilandia, él quería aparecer ahí sí o sí y nosotros le dijimos que todo bien, que no había problema, al club como institución le favorecía, íbamos a aparecer en todos lados, ¡¡¡te imaginás!!! Un jugador del club, de Defensores, en el Guinness, en los Récords de Estados Unidos: ¡¡¡Fantástico!!!
El Tucu, que conocía al contacto que lo trajo, nos dijo que en realidad a este Charlie Scottie se le había pasado el cuarto de hora en la Liga Americana, que habían aparecido el Dr. J. Bird, Malone, Chamberlain, jugadores mucho más talentosos que él, todos monstruos que hacían 40 ó 50 puntos por partido; y éste, antes de quedar olvidado como uno más de la liga, justo cuando ya se retiraba, venimos nosotros con el club, que recién arrancábamos con el basquet y en una liga muy menor. La vio refácil el negro y habrá pensado, esta es la mía, convierto como 80 puntos en un solo partido, quedo en el olimpo del básquet con un récord inalcanzable, registrado en un libro que leen millones y certificado con veedores de Estados Unidos… No se la podían discutir nunca más en la vida.
Así que el negro se fue a cambiar rapidísimo, los equipos no tuvieron tiempo de calentar, ni pisaron la cancha, los veedores del Guinness que estaban vestidos con unos saquitos con rayitas blancas y negras, se ubicaron cerca del aro, donde atacaba Defensores, con libretitas para anotar los tipos: ¡Imaginate!, en esa época no había computadoras.
Salen los equipos, griterío, la presencia de Charlie Scottie intimidaba. Cuando lo anunciaron hubo una ovación ensordecedora, tenía un peinado afro apretado con una vincha, alto, corpulento, era muy parecido a Hendrix de cara, y con la vincha se parecía más todavía. Arranca, saltan, por supuesto que gana el negro y ni bien se la pasan de nuevo prueba al aro de lejos y erró por poquito, en esa época recién había cambiado el reglamento y aparecían los tiros de 3, que antes no existían todos valían 2, y ahí nos dimos cuenta que lo que quería el negro era sumar de a 3, así conseguía muchos más puntos para el récord. Se veía que iba a jugar su partido, pero a nosotros también nos convenía. Tiró un par de veces más y seguía sin convertir, nos miramos con el Ronco Abel y dijimos “¡¡¿¿a quién trajimos??!!”. Prueba una más y, como las anteriores, rebota en el aro y sale, te digo que estábamos desconcertados, el negro también, tenía una calentura mayúscula. Entonces como que se deja de joder de tirar de afuera y cuando la recibe medio lejos del aro pega dos zancadas, se eleva y se pone el tablero casi a la altura del pecho y ahí la vuelca a lo Abdul-Jabbar, con el “gancho del cielo”, que le decían. Con una fuerza descomunal cae esa volcada como para sacarse la calentura y con la misma fuerza que la volcó le rebotó el brazo para atrás, la pelota picó desde el aro hasta el techo y el brazo de Charlie seguía girando para atrás como un ventilador a todo lo que da, le quedó loco, no se lo podían parar, no sabés cómo gritaba ese negro: camilla, se suspende el partido, se da por terminado y derecho al sanatorio, todo mal. Lo tenían que operar de urgencia para acomodarle el brazo, pero al toque lo trasladan a Buenos Aires y de ahí a USA sin escalas, porque no se quería dejar tocar acá, se fue de Argentina con el brazo acomodado más o menos. Un desastre.
- Pero entonces...-. Me interrumpe el Lucifer
- Pero pará, ya sé lo que me vas a decir, ¿y el récord? Seguime, mirá el ojete que tuvimos, como todavía estaban los veedores porque se iban en otro vuelo que salía más tarde, nos quedamos hablando con el traductor y en la charla surgió el dato curioso de que nunca, pero nunca, en ninguna parte del mundo, un partido de basquet había terminado 0 a 0, así que ahí nomás se certificó, firmamos y como te decía aparecimos en los Récord Guinness, ¿qué me contás?
Y bueno, ya lo que pasó después es historia conocida, uno de los jueces pidió una escalera, midió los aros y saltó que eran mas chicos que la pelota, casi lo matamos al herrero, al enano Retamozzi, que de muy mala leche le echó la culpa al pibe que lo ayudaba, a Marcelito; dijo que cuando lo mandó a tomar la medida de los aros de la cancha vieja, en vez de ir a la herrería a buscar la cinta, porque le quedaba lejos y no tenía la bicicleta, fue desde la casa con un centímetro de la madre que era costurera, y viste que los centímetros de hule se estiran, y bueno. midió todo con eso y soldaron los aros con esas medidas.
No le creímos mucho al enano, pero ponele que haya sido cierto lo de Marcelito: ¡qué le vas a decir al pibe!, 15 años tenía. El enano Retamozzi anduvo un tiempito por el pueblo y después se fue. A Marcelito, directamente, desde el día del partido nadie lo vio más. Zafamos todos de un juicio impresionante porque tuvimos el culo de que Charlie tenía asegurados (desde la época que jugaba en la Liga) los brazos y las piernas con una empresa yanqui y eso estaba vigente, por eso no se quería dejar tocar por los médicos de acá, así que recontrazafamos con el tema de la indemnización, pagamos la urgencia del sanatorio y nada más.
Después otra cosa que se decía era que dirigentes de la NBA se habían enterado y no les convenía lo de Scottie, del récord que quería hacer y como que vinieron de incógnito a cometear al enano para que haga los aros más chicos, no para que no entre la pelota, pero si para que el negro pierda referencia, le cueste embocar, y no sé qué boludeces más, algunos la creyeron porque ahí nomás también nos enteramos que el enano Retamozzi estaba de gerente en Capital, en una multinacional encargada de la provisión de los hierros del tendido de todas las vías desde acá a Tierra del Fuego; y que Marcelito también estaba de gerente pero en otra multinacional que se encargaba de fabricar las piezas metálicas para los trenes de aterrizaje de los jumbos de American Airlines… Pero andá a saber, todo es muy retorcido, rarísimo, la gente dice cualquier cosa.
Y qué te cuento que la otra vez lo vi por la tele al Charlie, está viejo el negro, viste en uno de esos canales de NatGeo, el de ciencia, bueno, estaba Charlie con un médico y un ingeniero, contando la operación y mostrando el brazo que tenía todo de metal, como Robocop, no estaba subtitulado, así que mi hija me iba traduciendo lo que decían y aparentemente lo que le habían puesto era un brazo biomecánico-sensorial, lo más avanzado que se ha logrado hasta ahora. Destacaban que movía los dedos como si fuera un brazo original, porque parece que con el modelo anterior apretabas sin tener control de la fuerza y si querías agarrar un vaso -por ejemplo- lo hacías mierda sin querer, ni te digo si le dabas la mano a alguien; parece que en este modelo lo corrigieron. En un momento con un pestañeo de ojos de Charlie se le esconden todos los dedos y se le transforma el brazo en una amoladora, cortaba leña, fierros, después creo que con otro pestañeo, se escondía la amoladora y salía un rayo que quemaba todo, así como una Victorinox era ese brazo, y para mostrar precisión lo hacían enhebrar agujas con el hilo de coser, no sabés a qué velocidad lo hacía, terrible, no sé si no tiene un récord Guinness de eso, porque algo dijeron que no alcancé a escuchar, al final de la nota medio que se reían todos y le pregunto a mi hija qué dicen y me dice que el negro comentaba que “a ver si no le reemplazaban el otro brazo también”, ja ja chocho estaba con el brazo.
Pero, bueno, el tema es que estábamos en los Guinness, ¿viste Luci? Al año siguiente enviaron el libro al club, era como un diccionario, gigante, dorado, las tapas en relieve, un lujo, me acuerdo que era carísimo, quedó en la biblioteca y después me parece que se lo afanaron, por eso casi nadie sabe bien la historia. ¡Defensores salió en el Guinness!, si hasta me nombraban a mí y todo, que en ese momento era el presidente, por eso te digo. Pero tenés razón Luci, como decías al principio, fue de casualidad, no se buscaba eso, la intención era otra, meten todo en la misma bolsa, en eso estoy de acuerdo, igual lo voy a buscar en Internet, aunque registros de esa época no creo que haya.

miércoles, 10 de junio de 2020

Yerosha

-Y qué se yo, cuando vos leés que cualquier Smartphone, de los que tenemos ahora, este Samsung por ejemplo, tiene más potencia que las computadoras que impulsaron al Apolo 11,... y no sé, dejame dudar, y te digo dudar porque hay gente que todavía cree, yo nunca le di pelota a nada de lo que digan estos tipos, siempre me pareció una fábula, una puesta en escena, a veces me causa gracia ver como defienden una causa donde hay tanta evidencia de que nunca sucedió. Pero bueno, no todos vemos las cosas de la misma manera. ¿Viste que ahora hay un movimiento que asegura que la tierra es plana?, ¿Podés creer?, teniendo toda la certeza de que vivimos en una esfera, que se traslada en el espacio, que rota alrededor de un eje, etc., etc., así y todo esta gente igual asegura que la tierra es plana. Defienden la postura de la planicie terrenal anda a saber con que argumentos. Me encantaría estar en una de esas reuniones para ver que dicen, solamente para analizar, para observar, cómo plantean como creíble, algo que evidentemente, científicamente y físicamente se sabe que no es así. Por eso te digo, como no va a haber gente que crea que el ser humano pisó la Luna, debe haber un montón que cree eso, incluso más, mucho más, te diría, que los que estamos seguros de que fue un invento. Algunos dicen que con el estreno del filme “2001: Odisea del Espacio”, la de Kubrick, un año antes, en 1968, se fue preparando a la gente para ver las imágenes del 69, por ahí puede haber influido eso, no sé.
Pero también yo aseguro que fue un invento publicitario porque me interesé, fui al lugar, hablé con todos. - ¿Quién lo filmó a Armstrong cuando pisa la Luna por primera vez? -pregunté en la última charla abierta que hizo la NASA el marzo del año pasado- y la respuesta fue de que había una cámara atada a uno de los fierros del módulo Lunar. ¿O sea - les repregunté-, que la camarita estuvo siempre ahí prendida al menos 3 días seguidos? - y bueno ahí me sacaron los de seguridad a la mierda, nunca duré más de 5 minutos en esas conferencias siempre me echaban a patadas en el orto y no puede preguntar más nada, pero parece que tenía una batería extra duración la cámara esa, de las que todavía no se inventaron, porque el Ipad este que tengo yo ahora, en 2019, como mucho, me dura 1 día, si no miro mucho Netflix. O tal vez, la deben de haber prendido desde adentro, ¡qué bien!, mirá desde cuando existe el Bluetooth y nosotros ni enterados, estamos hablando del año 1969, te aclaro. ¡Todo verso querido!, ¡No te das cuenta!.
En las conferencias de la NASA los ingenieros espaciales siempre tenían respuesta para todo, era increíble, ¿Vos viste el quilombo que hace un helicóptero cuando aterriza, que por poco voltea árboles, plantas, vuela pelucas etc.?, bueno esta nave, por lo que se ve en el video, aterrizó suavemente sin levantar polvo ni nada, ¿sabés que te dicen?, que apagaron los impulsores nucleares unos metros antes para posarse suave por la inercia propia del módulo lunar, generando, desde el planeta, una gravedad inversa calculada que actúa sobre cualquier cuerpo en caída vertical, ja ja, andá a discutirle.
Y después está la otra, la tragedia del 28 de enero de 1986, que en realidad confirmaría la mentira del 69, cuando quisieron salir de la atmosfera con el Transbordador Espacial Challenger con 7 tipos adentro y a los 73 segundos estalló en el cielo a la vista de todos. Por eso te digo, estos nunca cuentan las perdidas, siempre son héroes, siempre todo es épico, la del Challenger no la pudieron ocultar porque la vimos todos y fue en el despegue, porque si hubiera pasado allá arriba ni nos hubiéramos enterado, te dicen perdimos el contacto y listo. Te das cuenta que por algo no fueron más, por algo no quieren llevar tripulantes, ni antes ni ahora, ¿Viste que no existen más los astronautas?, todo es sonda hoy, a Marte, a Júpiter, todo sonda espacial, que dicho sea de paso, muchas solo sacan fotos, o sea que ni filman, no llevan como el Apolo 11 la cámara atada a un fierro, ja ja, y ni te cuento las naves que se deben perder en el espacio. Pensar en el 69 lo vimos sin cortes en directo por TV, ¡Mamita!. Y ahora si quieren transmitir un partido desde San Juan o Salta por la Copa Argentina se corta y se pixela a cada rato.
Por eso, si me preguntás a mi, en estos sucesos de la carrera espacial de las grandes potencias, yo estoy con los rusos viejo, me quedo más con la sinceridad de los rusos, que por lo menos cuentan las perdidas, como la de Yerosha, ¿No la sabías a esa?, igual fue mucho más acá, esto fue en el 87 cuando los rusos lanzan una misión de investigación con animales. Eran experimentos para estudiar los efectos de la radiación en seres vivos y ver como impactaba la falta de gravedad en estos bichos.
Uno de los animalitos era un mono de esos chiquitos, tipo Rhesus y con cuatro años recién cumplidos. Se llamaba Yerosha y junto a Yerosha había otro mono, llamado Dryoma, ya más veterano. También había ratas, moscas, saltamontes, cucarachas, peces, alguna salamandra asiática, plantas y hasta trigo.
La sonda con el bicherío fue lanzada el 29 de septiembre del 87 en un cohete Soyuz desde el cosmódromo de Plesetsk. Si bien la Unión Soviética puso los “fierros” para la operación, en verdad era un trabajo en conjunto, participaba la Agencia Espacial Europea y otros países de la esfera comunista. Si algo salía mal, no había forma de que la Unión Soviética pudiese ocultarlo, estaban todos enterados. Y algo salió mal.
Yerosha ya había dado señales de un carácter complicado, de pendejo hinchapelotas, cuando al momento del despegue sus pulsaciones se aceleraron a 200 por minuto. Ya, una vez en órbita, los científicos descubrieron que a Yerosha no le estaba llegando suficiente alimento por el tubo de dosificación, así que a la distancia los científicos lo compensaron aumentando la dosis de jugo de frutas. El problema se desató al quinto día. Se desató literalmente el mono.
Los monitos iban atados a los asientos y por motivos nunca aclarados del todo, Yerosha pudo liberar su brazo izquierdo. Y empezó a jugar con todo lo que tenía a su alcance, seguramente enloquecido con las posibilidades de los botones brillantes a su alrededor. De los miles de problemas potenciales que surgen en una misión así, sumale que alguien había ajustado mal la correa de un mono, imaginate.
Después de liberar el brazo, y ante la mirada atónita de cientos de científicos en la Tierra, Yerosha se sacó el gorro con electrodos que tenía puesto, ya no lo podían controlar ni con electroshock. Intentó desatar su brazo derecho. Y siguió jugando con todas las perillas y botones que tenía alrededor.
Los científicos soviéticos para ver como anticiparse al desastre armaron una réplica de la sonda en tierra, con un monito similar, al que ataron y también le liberaron el brazo, para tratar de prever qué tanto daño podía hacerle Yerosha a la sonda que orbitaba, pero este mono que trajeron, era más tímido, tenía otro carácter, medio que se les dormía en el asiento y no se interesaba por nada. De hecho, no tocó ni una perilla del set que le habían armado. Y bueno, al final, más o menos la misión se completó, algunos estudios se realizaron, pero los científicos hicieron regresar la sonda antes de lo previsto. Tenía que aterrizar en Kazajistán, como era habitual en la rutina espacial soviética, pero la tuvieron que ir a buscar a 8.705 km. al norte, cayó medio a los tumbos en Mirni, en el desierto de Siberia, porque Yerosha cambió las coordenadas y la mandó a la concha de su madre, con decirte que el semirremolque que tenía que traer el módulo de vuelta a Kazajistán tardó 116 horas en llegar hasta el lugar.
Igual, cagate de risa, más allá de los problemas, tanto Yerosha como el otro, Dryoma batieron el récord de permanencia en el espacio para un primate. También hay que decir que oficialmente nunca se informó sobre el estado de los animales al regresar. Tampoco se supo de la suerte del empleado encargado de atarle las manos al asiento de la nave a Yerosha.
La otra vez me decía uno de mis amigos, fanático de la Fórmula Uno, que había leído, no se donde, que el sistema DRS que usan estos autos para aumentar el impulso en el sobrepaso se lo deben a Yerosha, es más, le iban a poner efecto Yerosha, porque claro, el mono, inconsciente, al tocar todos los botones, sin tener idea de lo que hacía, desprendió algunos paneles de la nave, a otros les cambío la orientación, y todo ese quilombo provocó algo insólito, que la sonda tomara más velocidad aprovechando al máximo la dinámica del aire. Debido a estos cambios impensados, la nave redujo al mango la resistencia y pudo completar la misión, ya que se dudaba de terminarla con cierto éxito, porque anteriormente Yerosha había apretado otro botón que era para desagotar el tanque de combustible.
Andá a saber si es cierto eso del DRS, este flaco me asegura que si, que es posta “y te digo más -me dijo- hay un montón de adelantos tecnológicos que se están viendo recién ahora, como por ejemplo las selfies, dicen que el mono se sacó como 130.000 fotos con un botón de la cámara que tenía enfrente, y claro imaginate Yerosha hacia lo impensado para un humano con la botonera del módulo, de ahí surge también la necesidad de crear una tarjeta de memoria para almacenar tantos archivos digitales y no sé cuantas ideas más gracias al monito este”. Que se yo, por ahí habría que mandar monos al espacio ahora, entrenados por supuesto. Otro quilombero como Yerosha no creo que haya en Rusia.
AP

No sé si me entendés

En mi oficina, como en casi todas las oficinas se discute de todo, siempre aparecen temas de debate en el cual participamos y opinamos. Te diría que nuestra oficina es bastante especial porque en este ámbito ya se curó el cáncer, se sabe cómo terminar con el hambre del mundo; un día se tiró un plan de entrenamiento para ganarle una maratón a un keniata; también se aseguró con qué tipo de nave se podría ir de nuevo a la luna o cómo hay que orientar la economía para salir del fondo del pozo. Ah, y hasta se señaló el punto exacto donde había que buscar el submarino perdido mucho antes que viniera el Seabed Constructor a encontrarlo. Estos diálogos son habituales mientras laburamos. Pero también se discute sobre temas, diríamos, más terrenales. Surge, como siempre, la política y sobre todo se discute mucho de fútbol. Y cuando se habla de fútbol se diferencian claramente dos bandos, de un lado están los partidarios de ganar como sea y del otro los que quieren ganar de la manera más tradicional, o sea pasándose la pelota entre compañeros y armando jugadas ofensivas para llegar a concretar goles en el arco contrario.

En esta etapa de mi vida, al no ir más a la cancha y encontrarme un poco más desapasionado que cuando era joven; en vez de mirar cualquier partido en la tele, me dedico a realizar algunas otras actividades, algunas artísticas, como pintar o escribir, y otras, como entrenar y hacer un poco de running, que también me gustan tanto como el fútbol. Hoy tengo una mirada distinta del mundo futbolístico, por ahí más balconeada. El valor de ganar o perder un partido que antes me parecía una situación de vida o muerte, ahora ya no es tanto.
Y en esta oficina que te digo, mi oficina, mi ámbito de laburo, donde se debate de todo, siempre viene alguien con encuestas, o con los planteos de “¿a vos qué te parece?, ¿vos qué opinas?”. Entonces todos, aun con muy pocos elementos de información a mano para el tema propuesto, improvisamos o ensayamos alguna respuesta rápida, y ya de entrada nomás nos ponemos en una determinada posición sobre cualquier cosa que se plantee.
Fue el lunes cuando llegó Miguel con una pregunta para la polémica de la mañana. Venía escuchando la radio en el auto y comentó que en un programa hablaban y opinaban, de cuál había sido el partido más importante de la historia para los hinchas de River, si el de Belgrano (partido que al perder River, descendió) o la final de la Copa Libertadores de América contra Boca en Madrid.
En ese momento no respondí nada, porque después la discusión derivó en torno a los árbitros, que casi siempre con sus yerros son determinantes en el resultado y que concluyó en sumar la cantidad de copas o campeonatos que tiene cada club para establecer quién es el más grande o quien es más que quien en la comparación de vitrinas. Hoy la discusión de fútbol se centra generalmente en estas dos cosas, ya casi nadie habla del juego, porque en realidad la mayoría entiende bastante poco, así que ya no me interesaba, no intervine. En un momento intenté opinar pero ya el eje de la discusión había variado y no dije nada sobre el tema.
A la noche, habíamos quedado en ir a comer con Rolo, uno de mis compañeros de laburo, a una parrilla del centro, y promediando la cena, me recordó el momento del debate de la mañana…
- Al final, hoy cuando Miguel tiró el tema del partido no respondiste nada …
- No, pero igual tengo claro que lo más importante es el partido con Boca, sin dudas
- ¿Más que el de Belgrano?
- Pero por supuesto, Rolo, cómo va a ser más importante en tu vida una desgracia que un logro; ¿vos no sos hincha de Estudiantes?
- Sí
- Y cuál es, en toda la historia del club, el momento que mas recordás, la satisfacción más grande, el orgasmo digamos
- ¡El 7 a 0!, encima estuve en la cancha
- ¿Y qué copa ganaron ahí?
- Ninguna
- ¿Pero y las Libertadores?, ¿y la última con Sabella?
- También, también…
- Y ustedes se fueron 3 veces a la B
- Sí, pero cuánto hace…, ¡el 7 a 0 no se olvida nunca más!, y encima en ese partido nos perdimos dos goles más al final, y si observas bien vas a ver que hay muchas paredes en La Plata pintadas en aerosol con solamente 3 caracteres, 2 números y una letra: 7 a 0 y nada más. Es un ícono, todo el mundo sabe qué significa.
- Bueno, perfecto, entonces imaginate que vos tenés la oportunidad de jugar con el rival de toda la vida en una final de la Copa Libertadores, ¡con todo lo que significa la Copa Libertadores de América para nosotros los futboleros! Imaginate que en esta final te vas a enfrentar con tu clásico rival que, a su vez, es bicampeón del Torneo Argentino, pero que para la hinchada de ellos eso es nada, porque lo único que reconocen es la Copa, su obsesión es la Copa. Imaginate que llegás a la final contra ellos, ¡a una final de la Copa Libertadores!, a una final histórica que nunca más se va a dar; y que en el partido de ida en cancha de ellos venís perdiendo dos veces y las dos veces se lo levantás; que el segundo partido no lo podés jugar en tu cancha y se decide jugar en una cancha neutral, encima en el extranjero, sin tu público, a 10.039 km., en Europa, en España, en la cancha del Real, en la Casa Blanca, en la máxima vidriera del fútbol mundial. Que también ese partido lo empezás perdiendo, pero que en el segundo tiempo lo empatás con un gol de playstation, que lo pasás a ganar en el alargue con un golazo de afuera del área al ángulo y que al final lo rematás de contra con una corrida monumental, con los defensores de ellos dando lástima, resignados, humillados, corriendo de atrás sabiendo que es imposible alcanzar al que lleva la pelota camino al gol. Con el arquero de ellos jugado a la heroica y caído adentro del arco tuyo porque intentó cabecear un centro. Y ese jugador que va camino al gol, que le baja la persiana al partido, es el que últimamente los tiene de hijos, el que les hace goles siempre, es el verdugo de tu acérrimo rival. Que, además, como pasa en Europa, ellos están obligados a no irse del campo y subir al palco a recibir la medalla de “segundos” y deben quedarse en el campo de juego a mirar cómo vos entre serpentinas doradas levantás la Copa, ¡la Libertadores que tanto querían ellos! Que tu técnico, que hace mucho que los tiene de hijos, por una sanción, no puede ingresar al campo y dirige el ayudante y que, como consecuencia de lo que pasó en esta final, suspenden el festejo del día del hincha (qué iban a festejar, no se sabe). Los dejás sin técnico, se tiene que ir porque los aplastaste jugando al fútbol a la vista de todo el mundo y quedan sin rumbo; al punto que tienen que salir por la tele jugadores retirados, tratando de minimizar el golpe; y ves también al máximo ídolo de la historia de ese club (que quiere ser presidente, mamita!!!), declarando que para un club como Boca es un logro llegar a la final, dando a entender que no pasa nada… Imaginándote todo esto que te cuento, ¿a vos te parece que puede ser más importante una desgracia que un logro de esta magnitud? Cuando vos en tu vida sufrís una desgracia, lo que hacés es trabajar para poder superarla; y, a veces, por ahí la recordás, no podés borrarla porque pasó, en la película de tu vida va a estar. Pero ¿sabés cuánta gente debe haber orientado toda su vida en pos de un logro y llega al final sin poder conseguirlo? Bueno, acá sería parecido. Es elegir cómo querés disfrutar tu vida. Yo sé que debe haber gente que no puede dejar de lamentarse por alguna desgracia y le debe ser difícil dejar de recordar algo malo que le haya sucedido. A muchos les cuesta mucho, muchísimo, superarlo. Pero, bueno, en mi caso, y ya no te hablo como hincha, las desgracias trato de superarlas y dejarlas atrás, pero los logros son los que me hacen vivir, son los que al recordarlos me alegran la vida. Es como que uno haya fracasado en su matrimonio, te separás y después de un tiempo pudiste formar una nueva familia, sos más feliz que antes, y vos venís y me recordás lo mal que estaba hace 6 años. Entonces, el que te lleva a ese momento ¿para qué te lo recuerda?, porque quiere hacerte daño, viejo, porque no te quiere ver feliz. Por eso, volviendo al ámbito del fútbol, se entienden estos mecanismos de defensa, del “no ha pasado nada” y “vos estuviste peor”, esto es así. Porque en definitiva es un juego, y eso es lo que hacen los hinchas para minimizar los daños propios. Para sobrellevar el dolor, tratan de hacerte recordar lo que más te puede herir, para que lo de ellos sea más leve, pero lo que no saben, lo que no pueden saber, es si vos ya lograste superar ese momento. Por eso te digo que para mí siempre van a ser más importantes los logros, siempre, y mucho mas este tipo de logros, que no se van a dar nunca más en la historia, de los que ya no hay revancha, eso es lapidario para el rival.
A ver si me explico mejor, vamos a suponerlo en términos boxísticos: sería algo así como que a mí me noquearon una vez y me mandaron al hospital, que después de semejante golpe igual me levanté y volví al ring, que me costó recuperarme, pero me recuperé; y vos, como sos el rival de siempre, festejaste, festejaste mucho que me había noqueado otro, no vos, otro, pero un día se dio la oportunidad y me tuviste que enfrentar, no te quedó otra; y como siempre pasa en el boxeo, te sacan el banquito y estamos los dos solos, uno y otro, frente a frente, con lo que tenemos cada uno, dependiendo solamente de nosotros, con el título más importante de la historia en juego y plantados en el escenario más grande y espectacular de todo mundo, repleto, con millones de personas prendidos a la tele, pendientes de lo que pase en este partido. Imaginate, en ese contexto, en ese instante que nunca más se va a dar, a la vista de todos. Bueno, ese día, el momento en que era yo o vos, yo fui el que te noquee, yo fui el que te humillé, el que te ganó y levantó la copa, yo fui el que dio la vuelta en tu propia cara, fui yo. Por eso para mí los logros siempre van a ser más importantes que las desgracias y este tipo de cosas, estas conquistas inmensas son las que no se olvidan nunca más, o por lo menos yo no la voy a olvidar nunca más, no sé si me entendés.

Lito

El otro día me levanté pensando en una playa, creo que soñé con una de esas playas de arenas blancas y aguas transparentes, celestes, debe ser de tanto estar encerrado, y también será porque es una de las pocas cosas que coincido con mi mujer, nos gusta a los dos, no como en el caso de la música, de los libros, de la comida, de la ropa, las películas, en todo eso somos totalmente distintos, pero en el lugar para vacacionar estamos siempre de acuerdo, 100% de coincidencia: ¡playa! y esas playas…

La última vez que fuimos y lo pasamos tan, pero tan bien que pensamos “che, y si nos tatuamos algo”, porque cada vez que vamos de veraneo los únicos que no tienen ningún tatuaje somos nosotros, parecemos sapo de otro pozo, y no es por generación ni nada de eso. Porque vemos gente más grande que nosotros e incluso mucho mayores, con uno, hasta dos tatuajes en el cuerpo, algunos con todo el brazo lleno de tribales. Nosotros siempre somos los únicos que no tenemos ninguno.
Ahora, ¿qué mierda te tatúas?, porque eso queda para toda la vida.
La otra vez casi voy a lo del chino a averiguar, es un tatuador que vino de China y hace bastante que vive acá, pero al final no fui por un comentario que me había hecho el Topo. “Resulta -me contaba el Topo- que Lito -un amigo de él, Carlitos Torrebonno, que yo lo tengo de vista- fue a tatuarse y casi lo caga a trompadas al chino este”. Parece -según el Topo- que el Lito, cuando se casó, estaba recontraenamorado mal de la señora, quería demostrárselo de alguna manera y no tuvo mejor idea que tatuarse el nombre de ella bien grande en la espalda para el día del aniversario, la quería sorprender con eso. Así que fue a lo del chino, y le dijo que se quería poner “te amo Romina” en toda la espalda, “te amo chiquito y Romina bien grande”, le dijo al chino, “quiero que me abarque toda la espalda”, El Lito quería que se note que la amaba mucho, muchísimo. El Topo me asegura que le dijeron, “no vayas a lo del chino, Lito, que es un desastre” pero claro, como los tatuajes son carísimos y este chino cobraba barato fue igual.
“Viste que los chinos no hablan bien”, seguía relatando el Topo mientras se cagaba de risa, “que la R la pronuncian como la L, bueno, el chino le tatuó TE AMO LOMINA en vez de TE AMO ROMINA. ¡No sabés lo que tardó el chino ese en tatuarlo! Lito pensó que iba a terminar antes, se le hacía tarde para llegar al aniversario, ¡a la cena con la señora!, así que ni bien el chino clavó la última puntada, se miró al espejo medio rápido, y sin leer -porque vos suponés que te tatúo lo que vos le dijiste, encima en el espejo ves al revés-, medio a las apuradas vio el tamaño del tatuaje, porque él quería que sea imponente, se puso la camisa, le pagó y salió cagando para la casa. Te imaginás cuando se lo mostró a la señora, “¿quién es Lomina?”, le dijo la mujer. “¿Qué?” preguntó Lito medio sorprendido. ¡Cuando se vio en el espejo!, ¡casi se muere!, se fue corriendo a lo del chino a recagarlo a trompadas, estaba sacado, pero al final terminó transando porque si lo cagaba a palos le quedaba así para siempre, ¿quién se lo iba a arreglar? El chino entendió y se lo tuvo que corregir. Eran las 4 de la mañana y el Lito en el gabinete con la espalda al rojo vivo, pero al final se lo solucionó fácil, una boludez, le tatuó un rectángulo rojo sobre la L para taparla y encima de eso le dibujó la R bien grande. Le quedó bastante bien, algo llamativo, por ahí la R muy grande, pero se lee bien “Te amo Romina” en toda la espalda.
Ayer hablé por teléfono con el Topo por un laburo de internet, la charla derivó y como siempre anda en el chusmerío te tira alguna primicia: “¿Sabés quién se separó?, me dice. “No, ¿quién?”, le pregunto, “LITO TORREBONNO”.

El Diario, Monseñor y la Gorda Salinas


- ¿Y si te equivocás? -Le pregunto a Martín
- ¿Y qué problema hay?, lo mandamos de nuevo, ¿por?, equivocar nos equivocamos todos. -Me respondió totalmente despreocupado
Esa pregunta siempre la hacía en los otros lugares que trabajé después que me fui del diario.
En el diario se laburaba al palo, muy rápido, te apuraban los horarios de impresión, por eso casi nadie quedaba del todo conforme con lo que se publicaba, pero ese laburo es así, convivís con el error, no porque seas un animal, sino porque a veces no hay tiempo de releer y revisar todo lo que se publica, “con tiempo somos todos escritores” decía el Rolo.
Hacía una semana que yo había entrado a trabajar cuando pasó lo que pasó.
Como en todos los laburos las gastadas siempre se hacen con el tono y dentro de los contextos en que uno labura. Y en el ámbito de la redacción las cargadas eran con el armado de noticias, como si fueran los memes de ahora. Te armaban una noticia en joda, en forma artesanal, con alguna foto tuya, a veces retocada y le escribían globos de diálogo con birome, como si fuera una historieta. Después aparecía en tu escritorio o pegada en la pared y nadie sabía quién había sido, sospechabas, pero no podías acusar firmemente a nadie.
El jefe de redacción era un tal Roberto, era Rolo para los más allegados. Con nosotros, que éramos de otra sección, mantenía cierta distancia. Un tipo serio, muy serio, siempre impecablemente vestido, a la antigua, pero impecable: saco, corbata, peinado a la gomina, lentes con borde de cobre, finitos, delicados, un hombre de muy poco diálogo. Cada tanto se prendía a alguna joda de estas de las noticias armadas, pero muy poco, casi nunca te diría.
Me parece que laburaba desde que empezó el diario o casi: él y Julio, otro de los viejos. Pero Julio era más hinchapelotas, se prendía en todas. Los dos se conocían de pendejos y tenían otro compinche más, otro veterano como ellos que trabajaba en una radio; empezaron los tres juntos de chicos, pero con el tiempo estos cayeron en el diario y el otro ahora era el jefe de prensa de la Municipalidad, el “Monseñor” le decían. No sé bien por qué le habían puesto así; una vez Julio dijo que era porque se prendía la camisa hasta el último botón y andaba siempre de traje negro. No sé si era por eso, pero vos lo veías al hombre y te daba cura, era posta.
Como este tipo era prensa del municipio, acompañaba al Intendente a todos lados y siempre había alguna foto del “Monseñor” por las mesas de la redacción. Una noche, Julio encontró una de una reunión con los representantes de las comisiones barriales, donde el Monseñor parecía que le estaba mirando el culo con ganas a la Gorda Salinas, una conocida puntera y agitadora del barrio San Luis.
Julio ya había cerrado sus páginas y estaba al pedo, entonces armó una de estas noticias de joda con la foto del Monseñor, le dibujó los ojos casi saliéndose de las órbitas, como los dibujos animados, y un par de flechas apuntando al culo de la Gorda Salinas; le agregó un texto a máquina y la pegó en el marco del vidrio encima del canasto donde iban las fotos que se publicaban. En ese canasto se juntaba todo lo publicable del día, las fotos se las llevaba el empleado de fotomecánica para armar la película con la que se imprimía el diario, y los textos los recogía alguna de las tipiadoras para formatearlos y darle cuerpo a la tipografía o directamente los escribía el periodista.
-Mirá Rolo, miralo al Monseñor jajajaa. -decía Julio, y le señalaba la noticia que había armado. Rolo se reía pero como estaba escribiendo en la máquina, le dijo “ahora lo veo”, siguió en lo suyo y después se olvidó del comentario.
En las páginas de sociales trabajaba un pibe que no era de acá, yo lo había visto dos veces, una cuando me lo presentaron y, después, una vez más. A la hora que nosotros entrábamos, él generalmente ya había cerrado la página y no estaba, era de Pirán, de acá cerca, 15 km. Viajaba todos los días a laburar, estaba estudiando abogacía o algo de letras, no me acuerdo, y lo del diario para él era medio como laburo de oficinista, cuanto antes terminara mejor, no conocía a nadie, terminaba la página y se iba. Pero ese día no tenía con que cerrar, le faltaban unos centímetros, trató de llenar con misas, gacetillas, algún comunicado, pero no había pasado nada, ni un evento en el pueblo, no tenía con qué llenar, así que andaba mendigando por los escritorios por alguna noticita; y en eso el Rolo lo escucha y le señala el canasto:  “Fijate ahí en el canasto, tenés una gacetilla que quedó olvidada y no publicó nadie, mirá, con foto y todo, con eso llenás”.
Esta gacetilla que había visto Rolo medio de reojo era la joda de Julio al Monseñor que estaba pegada en el marco del vidrio, ¿cómo llegó ahí?, nos enteramos después, se había despegado y cayó justo en el canasto de las publicaciones.
El pibe este, Gabriel se llamaba, despegó la foto, sin prestarle atención, la dejó en el canasto para que la lleven a fotomecánica, y se llevó el texto para tipiar: “… en el día de la fecha, Monseñor fulano de tal, participó de la reunión de comisiones invitado por la anfitriona Graciela Salinas”, etc. etc., etc... El texto era similar a los que hacía siempre, pero la joda estaba en la foto no en el texto, así que terminó de escribirlo, cerró la página, dijo hasta mañana, y se fue a tomar el micro.
Suele suceder en muchos de estos casos que la foto y el texto se juntan cuando el diario está impreso y no antes; y como no hubo manera de chequear una cosa con la otra, sorteó todos los filtros y al otro día pasó lo impensable: salió como noticia la cargada que Julio había dejado pegada en el vidrio de la redacción: ¡El jefe de prensa de la Municipalidad, con los ojos desorbitados mirando el culo de la Gorda Salinas, con dos flechas que iban desde los ojos hasta el culo de la mujer!
Yo, justo ese día tenía que adherirme a una moratoria y estaba citado temprano en catastro para retirar la chequera de los pagos, ni bien llego a las escalinatas de la Municipalidad lo veo a José, uno de los periodistas del diario, que también trabajaba a la mañana en el municipio, con un diario en la mano y con una cara de desesperación alarmante, bajó los escalones hacia mí de tres en tres y me dice:  “Acompañame, vamos a lo del Rolo, ¿viste lo que pasó?”, totalmente agitado con las pulsaciones a mil, “no”, le contesto, “¿qué pasó?”, “¿no viste lo que salió en el diario?”. “No, no vi nada, recién me levanto”, insisto. “Mirá”, y me señala una noticia de sociales que había remarcado con un fibrón.
Cuando vi eso casi me muero: “Publicamos una joda en el diario, ¿cómo mierda pasó?”. José no me contestaba nada, intenté armar un mapa mental de cómo llegó eso a publicarse y no podía entender la manera.
-Encima Román-, así se llamaba el monseñor, -se cree que fui yo y casi me caga a trompadas, no se si la mujer no lo echó de la casa - me dijo José totalmente angustiado.
La señora del Rolo tardó en abrirnos, José se prendió al timbre varias veces hasta que se abrió la puerta. “Por favor señora, es urgente”, le suplicaba José. “Pero Roberto se quedó escribiendo como hasta las 3 de la mañana, si lo despierto me mata”, decía la señora en camisón y medio dormida. Roberto que escuchó los timbrazos y las voces, apareció en el living así nomás. “Qué pasa”, dijo, medio enojado y con los ojos entrecerrados por la claridad. Yo, la verdad, no lo reconocí, parecía otra persona, siempre lo había visto impecable, bien vestido y ahora parecía un personaje de una película italiana. José le alcanza el diario doblado justo en la página de sociales para que vea la noticia y le anticipó “mirá la cagada que nos mandamos”.
Roberto leyó y lo primero que dijo fue “¡la reputísima madre que lo recontra pariooooo!”, la estampa de este hombre, si no estuviéramos todos en la antesala de quedarnos sin laburo, era para cagarse de risa: una camiseta musculosa cortita que no le alcanzaba a tapar la panza, el slip rojo medio desteñido, medias tres cuartos azules, los pelos como un abanico pero todos de un mismo lado, como Capusotto en Todo x 2 Pesos; se había puesto para leer unos lentes de entrecasa de marco grueso, viejísimos, con una patilla sola y caminaba de un lado para otro en el living, como el loco Bielsa. Con la palma de la mano se pegaba en la frente y al golpearse repetía “la puta que lo parió, la puta que lo parió, la puta que lo parió”. Fue todo lo que dijo hasta que nos fuimos. No había manera de levantar esto.
Me fui para el diario para ver si yo había armado esa página, estaba seguro que sí, pero la quería ver en la máquina. Antes de entrar, desde la puerta, nomás, escucho gritos, llantos, discusiones, me asomo y era la Gorda Salinas con el marido, exigiendo explicaciones en el mostrador del diario. Ni entré, me fui a mi casa y lo primero que le dije a mi señora cuando llegué fue “hoy me echan”. “Sí, ya sé”, me respondió, estaba al tanto de todo, y claro, era el comentario del pueblo.
Recién eran las 10 de la mañana y yo tenía franco, no sabía que hacer, si ir o no, no quería hablar con nadie, estuve toda la tarde buscando de qué agarrarme para eludir la responsabilidad pero no había caso, estábamos todos involucrados: el que la publicó, el que la corrigió, nosotros los de diseño, principalmente yo, los de impresión seguro que también; éramos todos y si analizás bien, nadie era el único responsable.
A las 17 suena el teléfono en casa, “era del diario”, me dice mi señora, “tenés reunión a las 19”.
Llegué justo a las 19, pero ya estaban todos, menos el Director. Rolo, ahora vestido como para una fiesta, trajeado; el encargado de la corrección, el jefe de la imprenta, que no tenía nada que ver, pero después me enteré que lo convocaron porque una vez antes de imprimir vio que salía una foto de un domador con un título que decía “Mis quince años” y paró la rotativa para que no salga semejante error, así que este lo tendría que haber visto, decían; y yo, que era el encargado del diseño y pre prensa.
Lo raro que no estaban ni Julio ni el pibe de Pirán, el pibe vaya y pase, porque no estaría en la ciudad, pero ¿Julio?. Después pensé que estaba todo cocinado y Rolo les tendría que comunicar los despidos.
El panorama era horrible, todos cabisbajos, serios, nadie hablaba, seguro, pero seguro que nos cortaban la cabeza, no era para menos. No sé a los otros, pero a mí, que hacía una semana que había entrado, me daban el pire de cajón, igual me iba a defender de alguna manera, porque viste que al terminar la reunión te hacen quedar y ahí a solas te pegan una patada en el orto monumental. Pero, bueno, no había manera de zafar, empecé a hacer memoria de las cosas personales que tenía en el cajón del escritorio y no eran muchas, creo que con una caja chiquita me iba a alcanzar para llevarme todo.
De golpe se abre la puerta y aparece el Director con un diario en la mano, “buenas noches”, dice y se sienta frente a nosotros, despliega el diario sobre el escritorio, y busca inmediatamente la página de sociales, no volaba una mosca, yo ni quería escuchar la terrible cagada a pedos, si total ya me echaban a la mierda, miré de reojo al de corrección y estaba tan cagado como yo. A Rolo se lo veía preocupado, más que nada creo que por ser el coordinador, el jefe, y que te pase una cosa así, a él, que siempre chapeaba con la jefatura de redacción, era una mancha enorme. Las radios nomás, durante toda la tarde hablando del tema, opinaba cualquiera, decían que era un vuelto político del diario al intendente por la pauta oficial… un desastre.
Cuando el Director encuentra por fin la página, le pega un vistazo rápido a la noticia, nos mira y aprieta los labios muy fuerte como cuando no te querés reír pero no te podés contener. Bueno, no se pudo contener y como si estuviéramos coordinados, todos, pero todos, largamos una carcajada impresionante, incontenible, nos tentamos de una manera que no se puede explicar, no podíamos parar de reírnos. A los 15 minutos de reírme le hago un gesto al director que voy al baño, que no podía más, me meaba encima.
No me voy a olvidar nunca más de esa postal: Rolo en el piso de la dirección, revolcándose a las carcajadas y el Director totalmente tentado tirado en el escritorio con la cara encima el brazo como cuando contás a las escondidas, nunca vi a esa gente tan seria reírse, pero cagarse literalmente de risa de esa forma: se miraban, llorando de risa, apuntaban con el dedo la foto del monseñor en el diario y volvían a tentarse de la risa, el director tirándose de nuca contra el sillón y el Rolo a las revolcadas entre las sillas.
Esa noche no trabajaba, así que volví al diario al otro día y ya todo era normal. A los meses nos enteramos que el diario tuvo algún kilombo legal, hasta tuvieron que ir a hablar a la Iglesia, pero entre abogados, de alguna manera, llegaron a un acuerdo y todo se solucionó.
Al final, yo que pensé que no duraba ni una semana, laburé en ese diario más de 15 años, y -como en todo diario- algún error siempre salía, cosas menores, algún título con falta de ortografía, alguna foto equivocada, pero nunca más algo tan disparatado como eso.
El último que me acuerdo fue en un título de deportes, que como usábamos mucho el copy y paste, quedaban textos sin borrar en la memoria y salió publicado que Tyson peleaba acá, en el Club Bancario, jaja, pero bueno, eso es para otra historia.
AP

domingo, 2 de abril de 2017

Tiranosaurios Rex


Los vi en la mesa del fondo ni bien abrí la puerta y entré al “Pulpo”, me llamó la atención cómo estaban los dos, con la nariz casi pegada al vidrio, mirando hacia la calle, el Negro, semi - arrodillado en la silla señalando repetidas veces con el índice en el aire hacia distintos lugares, Marito, al lado, seguía con la mirada lo que este loco apuntaba con el dedo. La curiosidad me hizo apurar los pasos, esquivando con habilidad las mesas del salón, mientras que mentalmente trataba de adivinar qué es lo que les había llamado tanto la atención. Me imaginaba dos cosas: un choque, aunque era raro que no haya escuchado el ruido a chapas abollándose o estallido de vidrios o la otra, una mina despampanante pasando por la vereda, de esas que hasta las mismas mujeres se dan vuelta, pero tampoco era esto, porque al acercarme a la mesa ya podía oír que el Negro, mientras señalaba, le aportaba comentarios a Mario:
– ….Y mirá aquel, ¿te das cuenta lo que te digo?…., ¿y el de celeste que viene más atrás?-, ¿estarán mirando machos? pensé -… y mirá, mirá la mina aquella -escuché a continuación…
El Pulpo es un bar donde nos encontramos los viernes a la tardecita después del laburo, en realidad se llama “La Pulpería de Juan”, pero nosotros le empezamos a decir “El Pulpo” y ahora que lo rebautizamos así, casi todos los parroquianos le dicen “El Pulpo”.
-Buenas, ¿qué mierda están mirando? -les digo retirando la silla hacia atrás para sentarme de frente a la vidriera.
-Maama!! – se dio vuelta y gritó como desahogándose Marito cuando vio que me acomodaba en la silla, -escuchalo vos a este delirante, me está explicando una teoría de que el hombre va camino a evolucionar en un Tiranosaurio Rex, no se puede creer la locura que tiene este tipo, yo no sé si me habla en joda o en serio…. me voy a charlar con el Topo a la barra- se levantó y se fue, al tiempo que se pasaba la mano por encima de la cabeza como si quisiera peinar para atrás el aire.
-Ja jaa, ¿Qué pasa Negro?, ¿no te enteraste que los dinosaurios evolucionaron en los pájaros?, qué tiene que ver el humano en ese proceso - le digo riéndome mientras corro hacia el centro de la mesa las tacitas de café vacías.
-No le hagas caso, Tano - me dijo como enojado -, este no tiene ni idea de nada,  por algo no terminó el colegio, tiene el mate cerrado, no tiene visión de futuro, no comprende lo que es adelantarse y ver un poco más allá, no se imagina hacia dónde va la humanidad -hablaba enérgicamente el Negro con la seriedad de quien tiene estudiada una nueva teoría sociológica.
-¿Pero qué miraban tan desesperados? – fui derecho a lo que me interesaba saber.
-No, lo que pasa es que le estaba tratando de explicar de cómo la costumbre y el entorno va influyendo en el hombre, pero no sólo desde el punto de vista cultural, eso ya está claro, es así, lo planteaba desde otro ángulo, le hablaba de la influencia de los hábitos posicionales en cuanto a lo físico, en el cuerpo del individuo, cómo se van transformando y amoldando los huesos y los músculos de acuerdo a los movimientos que vos vas realizando en tu vida- decía el Negro mientras doblaba y desdoblaba una servilletita.
-Sí, qué  sé  yo,  puede ser… ¿qué movimientos? – la verdad no tenía idea dónde quería llegar.
-Te doy un ejemplo, - y acomodó el culo en la silla como quien va a empezar a dar una conferencia - hacé memoria- me dijo, - ubicate en la época de nuestros abuelos, o si querés antes, un poco antes de nuestros abuelos también, centrándonos solamente la imagen física de la gente ¿viste que antes había pocos con sobrepeso?, no había mucha gente con kilos de más en esa época, la mayoría eran más bien flacos y fibrosos, ¿y sabés por qué? por la forma de trabajar, en las fábricas, en la construcción, en el campo, etc. Eran actividades que te hacían quemar muchas calorías, cuando puedas observá las fotos viejas en tu casa y vas a ver que había pocos gordos, pero además, también, porque el auto, Tano, aún no era masivo, estaba sólo destinado para las familias pudientes, para los ricos te diría, entonces todos, o casi todos los laburantes iban a trabajar caminando y algunos en bici, el que se la podía comprar, porque eran caras, no eran tan accesibles. Además, en esos años, el transporte público urbano estaba recién en desarrollo, acordate…
Ahora, la generación de nuestros padres, ya fue distinta, muchos pudieron comprarse un autito, el tema del automóvil pasó a ser más popular, estaba más al alcance del trabajador, ya se dejó de caminar tanto, y el sedentarismo aumentó  ¿Y cuáles fueron las consecuencias en el cuerpo?, ¡el sobrepeso, viejo! Aparecen cambios sustanciales  en el cuerpo  humano, los trabajos son otros, al estar demasiadas horas sentado en una oficina se queman mucho menos calorías y se empieza a comer mal por falta de tiempo; los cuerpos, en los hombres por ejemplo, empiezan a verse con el pecho sin tanto desarrollo debido al escaso movimiento de los brazos, las panzas empiezan a ser más prominentes, las piernas flaquitas o poco musculosas, a causa de esto que te decía al principio, de la influencia del entorno y las costumbres impactando en el estado físico. El no moverse y la comodidad de a poco te va transformando la figura, por supuesto que estoy hablando de cuando todavía no había explotado, como ahora, en la generación nuestra  la moda de los gimnasios, las maratones, el crossfit y el zumba para las mujeres, pero bueno, el boom de estas actividades, sumado a la onda de la comida sana, hizo que nosotros, a pesar de tener aun mejores comodidades que nuestros padres y abuelos, tomáramos conciencia de cuidarnos un poco más, tanto el físico como la mente, controlando el estrés, etc. Te metés en un gimnasio y mejorás físicamente,  ensanchás la espalda, depurás la silueta, las piernas se ven más marcadas, etc. Con la rutina de todos los días el cuerpo va cambiando,  cuanto más horas le metés a los fierros más se desarrolla el físico ¿sí o no Tano?
-Sí, claro que el físico cambia, pero no sé a dónde vas... -le digo al Negro
-Bueno, a lo que voy, que es lo que le comentaba Mario antes que vos llegaras, es a la influencia de las costumbres y estos nuevos movimientos en el físico de la gente. Actualmente, ¿qué está pasando en la generación nueva, la futura, la que nos sucede, nuestros hijos y nietos?, bueno,  según mi teoría, vas a ver que van a tener otro concepto de la belleza física, los íconos van a ser diferentes, porque el cuerpo en el futuro va a cambiar un montón al someterlo a otras posturas, va a tener otra forma, ya no va a ser tan atractivo un flaco con la espalda ancha, los bíceps fuertes, o las piernas musculosas, ni tampoco las minas con buen culo o las gomas levantadas, a causa de esto que te estoy diciendo, de la nueva adaptación del físico a estas poses y la cantidad de tiempo que cada uno pone el cuerpo de una determinada manera. 
-Sí, hubo cambios en el cuerpo humano según las distintas épocas, pero ¿de qué consecuencias hablás, de qué posición del cuerpo?, mezclás todo, los prototipos de belleza…
-Esperá, escuchá adónde voy, en este punto es donde yo le decía lo del Tiranosaurio Rex, que Marito se levantó y se fue a la mierda. Cuando vos entraste estábamos mirando a los pibes que pasaban por la vereda, nos fijábamos en la postura, loco, ¡en la postura!, fíjate que por el uso del celular mientras van caminando, el cuerpo va adquiriendo la forma que tenían los dinosaurios de antes, miralos bien, encorvados, recontra encorvados, con una joroba prominente y los dos bracitos para adelante. Eso es lo que estábamos mirando, todos los pibes y las pibas van así, concentrados, con auriculares, mirando para abajo y con las dos manitos sosteniendo el teléfono, ¿no viste que ahora en Rosario hay semáforos en el piso por los accidentes de estos pibes que cruzan la calle mirando el teléfono? Y son chiquitos, pendejos, imagínate 30 ó 40 años seguidos en esa postura, a los 50 ó 60 años van a estar todos dobladísimos. ¿Viste alguna vez Jurassic Park?, bueno, ¿te acordás de la escena en que entra el Tiranosaurio sigiloso al laboratorio cuando los pibes están escondidos debajo de una mesa?, recordá esa escena, la forma del reptil acechando, decime si no es la misma postura que la del pibe aquel que va cruzando la calle…, encima la mochila lo hace más parecido todavía, o no? Eso es lo que le decía al Marito cuando vos llegabas, que el hombre con el tiempo, por la adaptación a esta necesidad o adicción tecnológica de estar siempre mirando el aparatito, mientras se traslada caminando, mientras come, en el micro, etc., va a adquirir esa posición para siempre, la del Rex, como la de una media luna, no se va a poder enderezar nunca más. Y en unos años, como van a cambiar los paradigmas de belleza,  los más lindos, los más atractivos, van a ser los más encorvaditos, principalmente los que trabajen más tiempo en esa postura de efecto suelo diríamos, lo esbelto va a desaparecer, no va a existir más el ser humano de columna vertical. En el futuro los vagos van a ver pasar una mina por la calle y van a comentar, “che, mira qué lindo encorvamiento que tiene aquella rubia”, “fijate cuando pase por acá como saca joroba”, vos te reís pero va a pasar eso. Tantos años de curvatura sí o sí va a repercutir en el físico, nuestros hijos y nietos van a ser todos jorobados, con muy poco desarrollo en brazos y hombros, pero con unos antebrazos musculosos de tanto teclear, un dedo gordo gigante y los demás como tendiendo a juntarse todos en uno, salvo el gordo, similar a una agarradera para sacar las fuentes del horno cuando están calientes. Y para mirar para arriba van a adoptar la postura de esos viejos que arreglan relojes que te miran desde abajo por encima de los lentes chiquitos, bueno así. ¿No leíste nunca la Teoría de la Evolución Biológica de Darwin?
-Sí, pero no se me ocurrió...
 -Yo me acuerdo, Tano,  y vos te debés acordar también, que cuando era chico y estaba mal sentado en la mesa, a la hora del almuerzo, que era cuando nos juntábamos con mi familia, mi viejo nos decía a mí o a mi hermano “che, pónganse derechos!”, bueno, en el futuro va a haber padres que les digan a los chicos “che, pónganse torcidos”, “encorvate bien, nene”, nosotros no lo vamos a ver,  porque va a pasar mucho tiempo, muchos años, un par de generaciones, pero que el mundo se va a llenar de Tiranosaurios Rex, te lo afirmo ahora, no tengas dudas.